MUJER Y PINTURA DEPORTIVA: LA COLECCIÓN DEL CONSEJO SUPERIOR DE DEPORTES (ESPAÑA)
López-Crespo, C.1 y Castejón-Oliva, F.J.2
1Profesora Titular de Universidad. Universidad Autónoma de Madrid (España). Departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad Humana. clara.lopez@uam.es
2Profesor Titular de Universidad. Universidad Autónoma de Madrid (España). Departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad Humana. javier.castejon@uam.es
Código UNESCO/UNESCO code: 6309 Posición social de la mujer / Social position of women
Clasificación del Consejo de Europa/Council of Europe classification: 16. Sociología del deporte/ Sociology of sport.
Recibido 8 de abril de 2014 Received April 8, 2014
Aceptado 18 julio de 2015 Accepted July 18, 2015
López-Crespo, C. y Castejón-Oliva, F.J. (2017). Mujer y pintura deportiva: la colección del Consejo Superior de Deportes (España) / Women and Sport Painting: Collection of Superior Counsil of Sports (Spain). Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 17 (65) pp. 101-119.
DOI: http://dx.doi.org/10.15366/rimcafd2017.65.007
RESUMEN
El objetivo del presente estudio es analizar cómo es representada la mujer en la pintura deportiva, según la selección avalada por el Consejo Superior de Deportes, que aparece en “Deporte, arte y literatura”. El análisis cuantitativo muestra a la mujer en un número muy reducido de obras y caracterizada como joven y delgada. El análisis cualitativo identifica un tratamiento sexista y discriminatorio de la mujer, pintada desde un enfoque androcéntrico: bien como objeto sexual, bien como personaje pasivo, secundario y en función del personaje masculino. En las escasas ocasiones en las que la mujer aparece como personaje activo y central de la obra, aparece con énfasis estético y expresivo del movimiento, lo que caracteriza las actividades físico-deportivas que la ideología de género considera femeninas. En conclusión la pintura sobre el deporte ofrece una imagen sesgada y desigual, reproduciendo los estereotipos respecto a la masculinización del deporte y relega la presencia femenina.
PALABRAS CLAVE: Estereotipo, desigualdad, deporte, género.
ABSTRACT
The aim of this study is to analyse how women are represented in the sports paintings, taking as reference a selection of works supported by the Superior Council of Sports, collected in the publication “Sport, art and literature”. Quantitative analysis note that the female figure appears in a very small number of works and they are represented young and thin. Qualitative analysis allows to identify a sexist treatment and discriminatory of women, who is painted from an androcentric perspective: a sexual object, passive character, secondary and based on the male character. When the women appears as an active character and central of the work, they are marked by the emphasis in the aesthetic aspects and expressive of the movement, what defines the physical-sports activities that the gender ideology considers to be female. In conclusion, sport painting offers an image skewed and uneven, reproducing stereotypes regarding the masculinization of the sport and the limited nature of female sports.
KEYWORDS: Stereotype, inequality, sport, gender.
INTRODUCCIÓN
El deporte nos ofrece, como cualquier otra manifestación cultural, un reflejo de la sociedad en la que se desarrolla. A su vez, la pintura nos muestra también un perfil de los valores e intereses del contexto social y cultural. Así, la imagen que la pintura ofrece del deporte brinda una conjunción de representaciones que expresan una particular forma de ver e interpretar el deporte. Un ejemplo evidente es cómo se sexualizan las imágenes deportivas en un buen número de deportes cuando son retrasmitidos por TV, mediante imágenes explícitas centradas en determinadas partes del cuerpo femenino o en poses que suelen tener un alto contenido sexual: vóley-playa, atletismo, natación… (Wanneberg, 2011). Con esto queremos señalar que el deporte proyecta una visibilidad de la mujer que no es únicamente la propia del deporte (competición, actividad física), sino que además incluye un tipo de cuerpo que mezcla un ideal de belleza con un cuerpo en movimiento y con un cuerpo que se exhibe (López-Villar, 2011).
Si bien el deporte se presenta en nuestra sociedad como medio para potenciar valores y cualidades tanto sociales como personales, no todas las personas acceden al mismo en condiciones de igualdad ni, por tanto, gozan de sus beneficios (Hanson y Kraus, 1999; Klomsten, Marsh y Skaalvik, 2005; Scofield y Heicht, 2012; Szabo, 2003). La escasez de trabajos sobre el carácter de las representaciones de la mujer en el ámbito, y concretamente, sobre la ideología que se desprende de dicha representación, reclama que se realicen estudios sobre la imagen que se ofrece de la mujer en contextos deportivos, y cómo esa imagen señala aspectos que, en muchos casos, no tienen que ver con la práctica deportiva. Así, el hecho de que la mujer sea o no representada practicando deporte, el escenario y el rol que se le asigne, la indumentaria, la actitud, etc., todo ello responde a una determinada visión de la relación de las mujeres con el deporte que, lejos de ser neutra, suele estar cargada de prejuicios (Duncan, 1994; Wanneberg, 2011; Weber y Carini, 2012). La perspectiva de análisis podría abarcar diferentes ámbitos, pero por diversos motivos que se irán presentado, nos centraremos aquí en las desigualdades derivadas de la ideología de género y veremos el modo en el que la pintura de temática deportiva refleja esas desigualdades.
La mujer en el deporte moderno
Tal y como conocemos la manifestación moderna del deporte, no es más que una expresión de la actividad física entendida por la sociedad occidental: lo que en un principio supuso un juego, una práctica más o menos lúdica, con el tiempo se ha convertido en un complejo fenómeno social que incluye manifestaciones tan diferentes como el deporte espectáculo, el deporte-salud o el deporte competitivo (Coakley, 2004; Hargreaves, 1994), junto a otras más vinculadas al ocio, la cultura o la educación.
Si la fuerza o la competitividad se asocian a la práctica deportiva masculina, cualidades como el ritmo, la expresividad o la flexibilidad, socialmente caracterizados como femeninos, se asocian a deportes practicados por mujeres (por ejemplo, la gimnasia rítmica o la natación sincronizada). La preponderancia masculina en los índices de práctica deportiva sigue siendo evidente; frente a ello, aunque con algunas variaciones según el contexto y las modalidades deportivas, vemos que la práctica deportiva realizada por mujeres, continúa siendo significativamente menor y con tasas de abandono más elevadas y precoces (García y Llopis, 2011; Maguire y Mansfield, 1998; Messner y Sabo, 1990).
Un importante papel en la visión del deporte como un comportamiento de género, lo tienen los medios de comunicación, al ofrecer su particular manera de entender el deporte, dominada fundamentalmente por un enfoque androcéntrico del mismo y por intereses comerciales derivados de la falta de equidad en la información deportiva (Bairner, 2007; Bishop, 2003). Por sus propias características (acción, significado social, espectacularidad, etc.) se ofrecen imágenes con una gran potencia visual y con una iconografía propia. Con la coartada de la audiencia y la rentabilidad como primer valor, difunden y amplifican una imagen del deporte centrada en la práctica y logros masculinos, ignorando e invisibilizando, salvo escasas excepciones, la práctica deportiva femenina (Weber y Carini, 2012).
El deporte en la pintura: ¿imágenes de mujeres?
La pintura es una representación que supone hablar o comunicar, a través de iconos, símbolos, cuerpos, lugares, espacios y contextos (Betterton, 1987). La visión de la pintura deportiva capta nuestra atención por la influencia cultural y social del propio deporte. La imagen pictórica no es inocente, de forma que lo allí presentado, los significados implícitos, merecen ser analizados.
Nuestra cultura nos modela hacia una forma de ver y mirar que no emerge de manera espontánea, ni es dada por la naturaleza (Bourdieu, 1991; Mitchell, 2005). La pintura ofrece un reflejo e interpretación de la sociedad. Cuando se trata de obras cuyo tema es el deporte, éste se ha representado tal y como la sociedad lo entiende, con sus valores e ideología (Lynn, Walsdorf, Hardin y Hardin, 2003; Pearson, 2001).
La descripción de la pintura deportiva presenta un contexto, unas formas, una cultura corporal que identificamos como propia de la práctica deportiva. Del mismo modo, esa imagen representa a unos personajes, a quienes practican o no deporte, a quienes asumen un rol protagonista o principal y a quienes son secundarios o meros espectadores, y reconocemos igualmente en los modelos femeninos y masculinos que nos ofrecen, unas creencias, una ideología al respecto. De este modo, la iconografía desvela los modelos y estereotipos sociales a la vez que los alimenta y refuerza en la medida que los hace visibles y legitima (Greenleaf, 2002).
La importancia de la imagen en la trasmisión de estereotipos de género es un hecho; las imágenes actúan de modo inconsciente, contribuyendo a generar o reforzar un determinado modo de ver e interpretar la realidad, generalmente coincidente con los modelos sociales dominantes. Así, analizar el mensaje trasmitido a través de las imágenes, sean pictóricas, fotográficas, cinematográficas, etc., permite detectar e identificar las ideas implícitas y, en su caso, el tratamiento sexista y discriminatorio existente en ellas (Bishop, 2003; Wenner, 2013). Las imágenes que comprenden el deporte contienen la idea, el contenido que se le asigna (Shields, Gilbert, Shen y Said, 2004), condicionado por la realidad del tratamiento masculino y androcéntrico del deporte (Pedersen y Whisenant, 2003).
Los estereotipos que caracterizan el tratamiento de la mujer en la pintura ya han sido analizados con anterioridad. La pintura nos ofrece vírgenes, santas, diosas, musas, etc. y, si bien la historia del arte nos habla de las técnicas, los estilos o los artistas, rara vez se detiene en analizar las características de la presencia de la mujer: los significados, las concepciones implícitas o los estereotipos que se transmiten. Existen algunas aportaciones sobre el tratamiento del cuerpo de la mujer en las artes (Ecker, 1986; Pollock, 1996) que muestran y caracterizan a la mujer en la pintura a través de distintas épocas. Sirva como ejemplo el estudio de Chicago y Lucie-Smith (1999) en el que muestran, a lo largo de 200 ilustraciones, las características de la representación femenina y en el que concluyen que la presencia de la mujer es mínima, sesgada y que habitualmente sigue la estela del dominio masculino y patriarcal en el arte (Strong, 2002). Por otro lado, hay obras que han tomado como motivo pictórico el deporte. Un ejemplo es la de Andy Warhol y su portafolio “Athletes”, en la que aparecen 11 imágenes, de las que ocho son sólo de hombres, una es de un hombre y una mujer, y dos imágenes son sólo mujeres. Los deportes reflejados por el artista se ven como una manifestación puramente masculina: boxeo, fútbol, fútbol americano, baloncesto, hockey y golf. El resto, la que incluye una representación mixta y las dos con personajes femeninos, están dedicadas al tenis y al patinaje.
Sin embargo, no hemos encontrado estudios previos que se ocuparan específicamente de analizar el modo en el que la pintura trata el deporte (tras la búsqueda en la base de datos SportDiscus y en Science Citation Index utilizando los términos pintura, género, deporte, caracterización) ni las características de las representaciones femeninas en este tipo de obras, por lo que, de cara a establecer el estado actual de la cuestión y la discusión, nos referiremos a investigaciones afines, por centrarse en el análisis desde la perspectiva de género de imágenes deportivas, si bien sobre otro tipo de soportes. Son imágenes que se distribuyen por distintos medios, y que no dejan de mostrar diferencias de género (Buysse y Embser-Herbert, 2004; Ginsberg y Gray, 2006; King, 2007; Yu, 2009).
En el caso de los libros y las figuras que aparecen en ellos, las diferencias de roles y actividades (ámbito doméstico para la mujer, ámbito laboral y profesional para el hombre) han sido investigadas y puestas de manifiesto (por ejemplo Anderson y Hamilton, 2005). Lo mismo se puede decir de las imágenes reproducidas en juguetes (Auster y Mansbach, 2012) y videojuegos (Downs y Smith, 2009; Ramírez-Macías, 2011). En el caso particular del análisis de imágenes en los textos sobre Educación Física, encontramos también diferencias en la proporción de imágenes deportivas femeninas y masculinas (Moya, Ros, Bastida y Menescardi, 2013; Moya-Mata, Ruiz, Martin, Pérez y Ros, 2017; Parra, 2001; Táboas-Pais y Rey, 2012), y de roles y caracterizaciones que asocian al hombre con una actividad física “ruda”, en la que se resalta la acción y el esfuerzo y una actividad física más ligera o disminuida, de contenido expresivo o rítmico, para la mujer (López-Villar, 2011).
La institución encargada en España de la promoción y desarrollo del deporte es el Consejo Superior de Deportes (CSD, 2012a), éste es planteado como paradigma de valores, lo que suele ser asumido sin apenas crítica: reclama la limpieza, la competición entre iguales, el respeto a las reglas, el espíritu de lucha, de superación, etc., sigue la estela del deporte presentado por los pensadores como por ejemplo, Pierre de Coubertin, mantiene sus lemas olímpicos como “lo importante es participar”, u otros relacionados con la salud: “mente sana en cuerpo sano”, lo que supone mitificar la práctica deportiva como portadora “per se”, de valores y virtudes. Por otra parte, la superación de los estereotipos de género en la práctica deportiva y la promoción de la práctica deportiva femenina constituye una de sus principales funciones (Manifiesto por la igualdad y la participación de la mujer en el deporte, CSD, 2009).
El Consejo Superior de Deportes contribuyó a la publicación de un número monográfico que en este trabajo se analiza, en el que, a través de las imágenes ofrecidas por una selección de obras pictóricas, podrían apreciarse los valores y significados atribuidos al deporte (Litoral, 2004). La presentación del propio CSD asume y resalta la belleza de las obras, si bien no analiza ni cuestiona la visión que en ellas se ofrece del deporte. Resulta paradójico el modo de aceptar y dar por buena una determinada manera de ver y exponer el deporte, en la que se prioriza el código estético, sin tomar en consideración las implicaciones respecto a la reproducción de los estereotipos de género que, desde la propia institución se pretenden superar.
La imagen y las creencias sobre deporte, a nuestro entender, necesita de un análisis más reflexivo y más crítico. En este sentido, y desde la perspectiva de la igualdad, el deporte ha de ser cuestionado en tanto se aleja de los valores que se le atribuyen. La desigualdad, cuantitativa y cualitativa, existente entre la práctica deportiva femenina y masculina es el reflejo evidente de los estereotipos aún presentes en el mismo.
El propósito del presente trabajo ha sido conocer las características de la representación de la mujer y del deporte femenino en las pinturas que presenta el CSD, que se muestran en su propia Web (CSD, 2012b) y que ha sido publicada en la revista Litoral (Litoral, 2004). Dicho propósito, podemos concretarlo en los siguientes objetivos:
- Analizar las características del tratamiento de la figura femenina en la selección de obras de la muestra elegida.
- Detectar e identificar los estereotipos presentes en las imágenes objeto de análisis.
MÉTODO
Se plantea un estudio de carácter descriptivo, donde por una parte se han analizado frecuencias y porcentajes para comprobar la diferencia de la presencia de hombres y mujeres en las pinturas de tema deportivo. Se complementa con un estudio cualitativo, utilizando como técnica de investigación el análisis de contenido de imágenes (pinturas en nuestro caso) (Banks, 2010).
El análisis cuantitativo se realiza en cuanto al número total de obras, el porcentaje de obras dedicadas a los diferentes deportes, y el de obras que incluyen representaciones de la figura humana, tanto masculina como femenina. Por su parte, el análisis cualitativo, se centra en la descripción de aquellas características que nos ayudarán a identificar la presencia o no de estereotipos de género en el grupo de obras seleccionadas. Las categorías para el análisis cualitativo se definen en el apartado de instrumentos.
Fuente de datos
En el caso particular de nuestro estudio, la información detallada de la muestra analizada se encuentra en la página web del Consejo Superior de Deportes (CSD, 2012b) y fue publicada en la revista Litoral (2004). La elección de esta revista se debe al interés que supone el hecho de que recoja una colección del CSD, que avala esta publicación como referencia del deporte en las artes gráficas. La selección está compuesta por un conjunto amplio de pinturas de diversa autoría y estilos (otras alternativas semejantes puede verse en Kühnst, 1996). La revista presenta las pinturas en ocho grandes apartados: Cuero, Aire, Fuego, Corazón, Rugidos, Agua, Nieve y Tierra, y todas ellas corresponden mayoritariamente al siglo XX. Se incluyen en este monográfico un conjunto de textos literarios breves que también tienen como eje temático el deporte pero que no son objetivo de análisis del presente trabajo.
Instrumentos
A partir de una primera revisión exploratoria, y apoyándonos en las propuestas realizadas en estudios previos (López-Villar, 2011; Parra, 2001; Táboas y Rey, 2011) se identificaron las dimensiones y categorías que serían válidas para los objetivos de este estudio.
En primer lugar, para el análisis cuantitativo, se estableció un listado de características (Tabla 1) validadas por un equipo de trabajo constituido por profesorado universitario especializado en deporte, o bien especializado en estudios de género. El grupo de personas expertas consultadas fueron un total de cuatro (dos hombres y dos mujeres), todas ellas con más de diez años de experiencia docente en el ámbito tanto del deporte como en el de los estudios de género y autores y autoras de publicaciones relacionadas con el estudio aquí tratado. Tras ser consultadas, accedieron a colaborar en el estudio de modo desinteresado. El listado de características utilizadas para el análisis cuantitativo, se incluyó en una hoja de registro en Excel para obtener los porcentajes y frecuencias.
Tabla 1. Categorías para el análisis cuantitativo de las pinturas analizadas.
Característica |
Elementos de cada característica |
Figura humana |
Mujer, Hombre, Ambas |
Tipo de deporte |
Individual, Adversario o Colectivo |
Representación según modalidad deportiva |
Representación figura femenina Representación figura masculina |
Actitud |
Activa, pasiva |
Quién practica |
Hombre, Mujer, Ambos |
En segundo lugar, para el estudio cualitativo llevado a cabo mediante la técnica de análisis de contenido (Banks, 2010; Krippendorff, 1990; Riffe, Lacy y Fico, 2005; Sex Roles, 2010), se ha utilizado como instrumento una planilla u hoja de registro elaborada a partir de las dimensiones y categorías referidas en otros estudios (López-Villar, 2011; Ramírez-Macías, 2011; Táboas y Rey, 2011), que se adaptaron o completaron por el consenso entre las personas expertas citadas anteriormente, en cuanto a su significatividad y claridad de su definición (Tabla 2) y que definen un conjunto de dimensiones, categorías y subcategorías que se han empleado en las obras seleccionadas.
Tabla 2. Dimensiones, categorías y términos para el análisis de contenido de los cuadros seleccionados.
Dimensión |
Categorías |
Subcategorías |
Características físicas |
Edad |
Niña |
Joven |
||
Adulta |
||
Anciana |
||
Somatotipo |
Ectomorfo |
|
Mesomorfo |
||
Endomorfo |
||
Indumentaria |
Desnuda |
|
Ropa Deportiva |
||
Otra |
||
Rol |
Zona de la imagen |
Central |
Periférica |
||
Espacio ocupado |
Interior |
|
Exterior |
||
No se aprecia |
||
Actitud |
Activa |
|
Pasiva |
||
No se aprecia |
||
Estereotipo |
Ninguno |
|
Objeto sexual |
||
Acompañante, novia, esposa |
||
Feminidad |
Características Físicas. Es una dimensión que incluye los aspectos físicos de las mujeres representadas, definidos por su aspecto o presencia física, donde se incluyen las categorías: (a) edad, establece la etapa cronológica aproximada en la que se encuentra la imagen representada y que incluye las posibles diferencias en las que socialmente se asumen las distintas edades: niña, joven, adulta, y anciana, (b) morfotipo, establece las características morfológicas de las mujeres representadas en las obras de la muestra, en función del predominio óseo, graso o muscular que suele utilizarse en los análisis biológicos que se denominan: ectomorfo, formas alargadas o longilíneas y finas, con poco desarrollo muscular y graso; endomorfo, formas redondeadas y formación de grasa; y mesomorfo, formas angulosas y cuerpo musculado, y (c) indumentaria, entendemos que la indumentaria es un elemento importante en el deporte, bien por las propias circunstancias en las que se desarrolla (montaña, agua, etc.), bien por distinción entre equipos, rivales, etc., y se concreta en: desnuda, representaciones en las que la figura femenina aparece sin ningún tipo de vestimenta que cubra total o parcialmente su cuerpo; adecuada o propia para la práctica de cualquiera de las modalidades deportivas reflejadas en la colección analizada; y un apartado de otras, donde se incluye cualquier otra indumentaria que no aluda expresamente a la práctica de actividad físico-deportiva alguna.
Rol o Papel Asignado. Se corresponde con la dimensión de papel asignado a las mujeres representadas, definida por categorías como: (a) zona de la imagen, referida al lugar que la figura femenina ocupa dentro de la propia obra, y que puede ser: central, si la figura ocupa la zona central de la imagen; o periférica, si la figura femenina ocupa las zonas próximas a los bordes de la imagen, bien sean los laterales o los bordes superior e inferior, (b) espacio ocupado, cuando alude a las características del espacio en el que la figura femenina es representada, definido por ser: exterior, si la obra representa un espacio abierto, sea natural o construido; e interior, si la obra representa un espacio o recinto cerrado, (c) actitud, la cual alude al estado de pasividad o actividad de la figura femenina, que también se subdivide en: activa, si la figura representa la ejecución de algún movimiento; y pasiva, si la figura no representa la realización de ningún movimiento, bien estando de pie, tumbada o en reposo, y (d) estereotipo, en cuanto a lo que las mujeres representadas simbolizan, y que incluye: objeto sexual, si corresponde a la representación de la mujer, generalmente desnuda o parcialmente vestida, mostrando principalmente los atributos sexuales y despersonalizada, es decir, reducida a su cuerpo y, en ocasiones, a fragmentos del mismo (generalmente, también los atributos sexuales): acompañante, novia, esposa, referida a las representaciones en las que la mujer aparece al lado de la figura masculina que, generalmente, es la que protagoniza o se asocia a la acción (bien porque explícitamente la está realizando o porque su indumentaria así lo sugiere); feminidad, referida a cualidades que, como la belleza, el estilo, la delicadeza o la fragilidad, nuestra cultura atribuye al rol tradicional de la mujer; se incluye un elemento más, definido como ninguno, cuando no representa estereotipo alguno.
Procedimiento
En primer lugar se realizó un conteo de todos los cuadros que aparecen en la revista. Se seleccionaron aquellos que contenían imágenes de hombres y mujeres indistintamente y se desecharon las que no contenían esa presencia, como campos de deporte o material deportivo. También se desecharon los que tenían representaciones simbólicas y no exponían figuras humanas. Los seleccionados se incluyeron en una plantilla Excel para facilitar el porcentaje del análisis cuantitativo que se utilizó para esta fase del estudio y que incluye aspectos como la existencia de figuras humanas, la representación de personajes femeninos o masculinos, el tipo de deporte representado, la actitud activa o pasiva de los personajes. A continuación se seleccionaron los cuadros en los que había presencia de figuras femeninas, separando aquellos en los que éstas aparecían solas, de aquellos otros en los que aparecían junto a figuras masculinas; con esta selección se realizó el análisis cualitativo siguiendo el listado de dimensiones y categorías antes señaladas.
ANÁLISIS DE DATOS
Se han realizado dos tipos de análisis, en primer lugar, un análisis descriptivo de todas las obras, con porcentajes y frecuencias que indiquen la proporción de obras con presencia femenina y la caracterización de acuerdo con las variables que se exponen en los instrumentos. En segundo lugar un análisis cualitativo que caracteriza la representación de la figura femenina en las obras en las que la mujer está presente.
El número total de cuadros que aparecen en la revista son 181, pertenecientes a 150 artistas, entre ellos el 11,3% aparecen más de una vez. Seis piezas constan como anónimas. La mayoría se ubican, principalmente, entre finales del siglo XVIII hasta la actualidad. Hay algunas imágenes difíciles de situar, como un jarrón del siglo V a. c., o autores/as anteriores a la época en la que se origina lo que actualmente entendemos por deporte moderno, como por ejemplo Hieronymus Bosh (1450-1516). En el estudio hemos considerado sólo aquellas obras que tienen una presencia de figuras humanas (141 pinturas), descartando aquellos que representan, por ejemplo, trofeos o material deportivo como balones o similar (40 pinturas). También se han descartado las obras no figurativas, por no poder interpretarse de acuerdo a los objetivos de este estudio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Si bien, como se comentó anteriormente, no hemos encontrado estudios previos que se hayan ocupado específicamente de analizar las características de la representación de los personajes femeninos en pinturas relacionadas con el deporte, sí podemos referirnos, para la discusión, a los resultados de investigaciones que han analizado aspectos similares en otro tipo de contextos y soportes (Buysse y Embser-Herbert, 2004; López-Villar, 2011; Parra, 2001; Ramírez Macías, 2011; Táboas y Rey, 2011; Táboas-Pais y Rey-Cao, 2012; Yu, 2009).
Análisis cuantitativo
Figura humana. De las 141 pinturas con figuras humanas, el número de cuadros con presencia exclusivamente femenina es del 8,5%, el resto de pinturas representan sólo figuras masculinas (80,8%) o ambas (10,6%). Es decir, la gran mayoría de los cuadros que representan figuras humanas lo hacen de figuras masculinas. Se puede afirmar que esta desproporción ilustra de modo muy significativo la imagen del deporte como un comportamiento de género.
Los trabajos que han tratado este tema, si bien en libros de texto (Parra, 2001; Táboas y Rey, 2008) llegan a conclusiones similares, pues señalan que aparecen deportes en los que hay un predominio masculino y, a diferencia del hombre, la presencia de la mujer se caracteriza fundamentalmente por ser pasiva.
Tipo de deporte. En cuanto a los deportes que aparecen en las pinturas de la muestra (ver Tabla 3) el análisis de la frecuencia con la que los distintos tipos de deporte son representados, establece grandes diferencias (ver, por ejemplo, Pedersen y Whisenant, 2003).
Tabla 3. Porcentaje de obras que representan las diferentes modalidades deportivas.
Deportes |
% |
Deportes |
% |
Atletismo |
2,8 |
Fútbol |
32,4 |
Automovilismo |
8,6 |
Golf |
1,9 |
Aviación |
0,9 |
Hípica |
0,9 |
Bádminton |
0,9 |
Patinaje |
0,9 |
Béisbol |
2,8 |
Rugby |
3,8 |
Boxeo |
14,3 |
Tenis |
7,6 |
Equitación |
0,9 |
Vela |
1,9 |
Ciclismo |
8,6 |
Indefinido |
3,8 |
Coches |
1,9 |
Multideporte |
3,8 |
Esgrima |
0,9 |
El fútbol es el deporte más representado, con aproximadamente un tercio de las pinturas dedicadas a esta modalidad deportiva, lo que probablemente se deba a la influencia del citado deporte en la sociedad actual y a su protagonismo en los medios de comunicación. El siguiente deporte que aparece más representado es el boxeo, seguido del automovilismo, el ciclismo y el tenis. Todos estos deportes no son precisamente los que más participación femenina tienen en la práctica real (García y Llopis, 2011). No ya el boxeo que ha quedado, en general, como un deporte marginal, aunque con presencia masculina en exclusiva (en los JJOO de 2012 hubo ya tres categorías de boxeo femenino), o el automovilismo donde la presencia de la mujer es todavía casi anecdótica pero sí deportes como el fútbol, que tiene una participación creciente de la mujer (la primera copa mundial se celebró en 1991, y la presencia del fútbol femenino en los JJOO comenzó en 1996). Es en ciclismo y en tenis donde hay una mayor representación de la participación femenina en las obras analizadas. En el resto de los deportes representados tiene una aparición testimonial.
Los hombres son los que se encuentran representados en mayor proporción, y además lo hacen realizando actividades deportivas como fútbol, atletismo o baloncesto, es decir, los que gozan de un mayor prestigio social o más práctica como ya se había mostrado (Pedersen y Whisenant, 2003). Por el contrario, las mujeres generalmente aparecen representadas realizando actividades expresivas (por ejemplo en Táboas y Rey, 2008) o danza y natación (López-Villar, 2011).
Proporción masculina-femenina en función de la modalidad deportiva. Analizamos aquí (Tabla 4) el tipo de práctica deportiva que aparece en los cuadros, con la que mostrar la proporción de presencia femenina respecto de la masculina.
Tabla 4. Proporción masculina-femenina en función de la modalidad deportiva.
Deporte |
% Hombres |
% Mujeres |
Fútbol |
97,1 |
2,9 |
Boxeo |
100 |
– |
Ciclismo |
77,8 |
22,2 |
Automovilismo |
88,9 |
11,1 |
Tenis |
50 |
50 |
Otros (14 deportes) |
73,3 |
26,7 |
Para el análisis de este aspecto hemos revisado, por un lado, los deportes más representados, y por otro, se han agrupado aquellos con una menor presencia. De nuevo, los resultados ponen de manifiesto que el porcentaje de obras que incluyen figuras masculinas es significativamente mayor en todas las modalidades deportivas representadas, salvo en el caso del tenis con una proporción similar de personajes femeninos y masculinos presentes. Hay deportes, como el boxeo, que es uno de los mayoritarios, en cuyas obras no incluyen ninguna imagen femenina practicando ese deporte. En cualquier caso, incluso en los deportes minoritarios de la muestra, la imagen femenina podría considerarse casi ausente, salvo en las obras dedicadas a la natación que, como en el caso del tenis, incluyen una proporción similar de obras con presencia masculina y femenina.
Actitud. Los resultados muestran que, en las obras en las que la única figura representada es femenina, en el 58% de los casos ésta aparece ejercitándose, y en el 42% restante, pasiva. Sin embargo, en las pinturas con presencia únicamente masculina, sólo el 13,7% representan personajes que no hacen ejercicio, mientras que en el 76,2% restante, aparece realizando la actividad propia del deporte. Resulta obvio, pues, que cuando se representan mujeres en las pinturas deportivas, ellas no siempre aparecen haciendo deporte, mientras que cuando son los hombres, mayoritariamente la hacen realizando deporte.
Quién practica. En las obras que incluyen presencia de mujeres y hombres, encontramos que los hombres son mostrados realizando actividad deportiva en todos los casos, mientras que, en el caso de las mujeres, sólo el 52% aparece practicando alguna modalidad deportiva. En el resto de las pinturas, los personajes femeninos asumen un papel pasivo que, en muchos casos, resalta el papel activo o vinculado a la práctica deportiva de los personajes masculinos.
Análisis cualitativo
Como ya se ha mencionado, el número de obras que componen esta selección que incluyen figuras femeninas es muy reducido. Así, este análisis se ha realizado sobre un total de 27 pinturas (19,1% del conjunto de obras con representación de figuras humanas). De ese reducido número, hay un 44,4% de cuadros que representan únicamente figuras femeninas, y un 55,5% en los que aparece en compañía. Como se ha dicho, en este análisis se aborda una interpretación de las características de dicha figura, aplicando el conjunto de dimensiones y categorías que anteriormente se han definido en el apartado de instrumentos. Cada cuadro se ha señalado por el número de página de la obra, y se añade una letra a ese número en caso de que exista más de un cuadro en la página. De esta forma, cada una de las obras se puede ubicar por el número de página, por ejemplo, cuando se diga 22, significa que el cuadro se encuentra en la página 22 de la revista (ver Tabla 5). En el caso de que el cuadro ocupe dos páginas, se unirán los números por un guion, por ejemplo 122-123. En el caso de que haya más de una obra en una misma página se pondrá una letra en el número de página, siguiendo un orden de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, por ejemplo, 126a, 126b.
Tabla 5. Número de página del documento analizado donde aparecen los cuadros con presencia femenina.
Página donde se encuentran los cuadros con mujeres solas |
22, 95, 122-123, 126b, 168, 183, 187, 189, 193, 197, 203, 209 |
Página donde se encuentran los cuadros con mujeres acompañadas |
1, 23, 108, 125, 126a, 128, 133, 138-139, 166, 175, 200, 202, 220a, 220b, 232 |
Características físicas. El análisis de esta dimensión, muestra que, respecto a la edad, las obras mayoritariamente representan a mujeres jóvenes (1, 22, 23, 95, 108, 122-123, 125, 126a, 128, 133, 138-139, 166, 168, 187, 189, 193, 197, 200, 203, 209, 220a y 220b). No hay representación de niñas, adultas ni ancianas. Los resultados son similares a los descritos por Táboas y Rey (2008), y López-Villar (2011) en sus estudios sobre las imágenes presentes en los libros de texto de educación física.
En cuanto al somatotipo o morfología corporal, es el ectomorfo el único representado (1, 108,122-123, 125, 126b, 128,138-139, 168, 187, 189, 193, 197, 200, 203, 209, 220a y 220b). En ningún caso la figura femenina es representada con somatotipo endomorfo o mesomorfo. No se han encontrado estudios en los que se analice este aspecto diferenciado por géneros, así Táboas y Rey (2008), en su análisis no encuentran un claro predominio de una u otra tipología corporal. Por su parte, López-Villar (2011) describe en su estudio la existencia de un modelo corporal dominante, principalmente masculino, blanco, joven, con ropa deportiva y en actividades de competición en la naturaleza o exterior.
Por último, respecto a la indumentaria, la mujer es mayoritariamente representada con una indumentaria no deportiva, si bien, en alguna de ellas, la figura aparece llevando algún material para la práctica deportiva (por ejemplo, en 22, 23 y 126a). Por otra parte, encontramos un grupo de pinturas que reproducen a la mujer con ropa que podemos considerar adecuada para la práctica deportiva, lo que ocurre especialmente en el capítulo denominado “Agua”, que incluye varias obras dedicadas a la natación y en las que las nadadoras aparecen con traje de baño (183, 187, 189, 193, 197 y 200). Asimismo, en el capítulo denominado “Nieve”, la figura femenina se representa con ropa de patinadora (202 y 203). Tampoco hemos encontrado resultados de otros estudios, referidos a este aspecto, diferenciado por género. Así por ejemplo, Táboas y Rey (2008), señalan en su estudio, que existe un porcentaje mayoritario de imágenes en las que la indumentaria que predomina es la deportiva (como se ha dicho, no se especifica si esto es así también en el caso de los personajes femeninos). Por último, es representada desnuda en cuatro de las obras (1, 95, 126a y 168), sin que ello tenga relación alguna con el contexto. En ningún caso hay personajes masculinos representados desnudos en las pinturas del estudio. Como afirma López-Villar (2011), la mujer se representa más veces desnuda, generalmente porque es su cuerpo el que constituye el foco de atención, por ejemplo, cuando se utiliza como reclamo publicitario, y en la misma forma es representada en otros formatos visuales como se apuntó en otros estudios (Yu, 2009).
Rol. Referido en este caso al papel, protagonista o secundario, asignado a las mujeres representadas. Respecto a la zona de la imagen ocupada, prácticamente en la totalidad de las obras (24 de las 27 analizadas), la figura femenina ocupa un lugar central o está en primer plano, al margen de que su rol, respecto a la acción que se desarrolla, sea o no de protagonista. En las dos obras restantes, la posición es periférica.
En cuanto al espacio en el que la mujer es representada es, en 13 de las obras, claramente un espacio exterior, abierto (sea natural o construido). En otro grupo de obras, un total de cuatro, el cuadro representa un espacio interior, y en el resto, no es posible apreciarlo claramente.
Prácticamente la mitad de las obras reproducen a mujeres en una actitud pasiva (un total de 12 pinturas), bien como espectadoras de un juego de tenis (pintura 128) o de golf (pintura 133), posando de pie con una raqueta en la mano (pinturas 22 y 126b), mostrando un cristal (pintura 166) o bien reposando, ya sea tendida (pintura 189), sentada (pintura 187) o de pie (pinturas 108 y 209). Por otra parte, encontramos representaciones en la que la figura femenina aparece realizando algún tipo de actividad (actitud activa) como correr (pintura 1), jugar al croquet (pintura 23), al bádminton (pintura 122-123), o al tenis (pinturas 125 y 126a), danzando (pinturas 138-139, 220a y 220b), nadando (pintura 183), saltando desde un trampolín (pinturas 193 y 200), patinando (pinturas 202 y 203) y paseando (pintura 232). En ningún caso aparecen con actitud activa en las pinturas dedicadas al fútbol (mayoría en la selección total de pinturas), ciclismo, automovilismo o boxeo. Similares resultados describe López-Villar (2011), en su estudio realizado sobre las imágenes publicitarias presentes en una selección de revistas donde contrasta la pasividad femenina, frente al dinamismo masculino, y en la misma línea Buysse y Embser-Herbert (2004) lo presentan en los trabajos sobre fotografía y la presencia de la mujer en el deporte.
Por último, respecto a los estereotipos que las mujeres representadas simbolizan, la selección analizada incluye obras en las que la mujer aparece como un personaje que podemos considerar secundario (en el sentido de que el personaje de referencia es el masculino en la medida que protagoniza claramente la relación con la actividad deportiva simbolizada), en el papel de lo que hemos denominado acompañante-novia, que tal y como se ha definido anteriormente, encontramos en las obras 108, 128 y 133. Algunos de estos aspectos corroboran los resultados citados por López-Villar (2011) cuando señala que la mujer es mera acompañante, y el hombre el protagonista.
Respecto a la subcategoría que alude a representaciones en las que la figura resalta por lo que hemos definido como “feminidad”, la encontramos en obras en las que la figura es representada resaltando la belleza o con una indumentaria cuidada, con múltiples adornos, llamativa (pinturas 22, 23, 128, 133, 209 y 232), o bien componiendo una pose delicada, armoniosa (pinturas 108, 125, 128, 200, 202, 203, 220a y 220b). En cuanto a la subcategoría definida como objeto sexual, podemos identificarla en pinturas en las que la mujer se representa desnuda, fuera de contexto y ante una presencia masculina (la figura masculina vestida) que observa (pinturas 1 y 126), en aquellas en las que se focaliza la atención en los atributos sexuales (pinturas 1 y 95), reproduciendo un cuerpo femenino fragmentado (pintura 95), o explícitamente convertido en objeto o máquina sexuada (pintura 168). También en esta categoría existe un grupo de obras (siete en total), en las que no se ha identificado claramente un tratamiento estereotipado de la figura femenina.
CONCLUSIONES
La caracterización de la mujer en la pintura deportiva analizada presenta un significativo sesgo de género, tanto por la desproporción entre el número de figuras masculinas y femeninas, como por las diferentes características de la representación de la imagen masculina y femenina.
Dando respuesta a los objetivos planteados en este estudio, y después de establecer un conjunto de categorías e indicadores que nos ayuden a caracterizar la imagen femenina, que han sido: recuento de las figuras humanas (femeninas y masculinas), recuento de modalidades deportivas, recuento de las figuras humanas en función del deporte representado, recuento de los personajes en función de su actitud (activa o pasiva), descripción de las características físicas de los personajes femeninos, rol (protagonista o secundario) de los personajes femeninos, descripción de las características de la actitud de los personajes femeninos y descripción de los estereotipos identificados en los personajes femeninos. Del estudio se desprende que el deporte más representado, con diferencia, es el fútbol, seguido del boxeo, ciclismo y automovilismo. El resto de modalidades deportivas tienen una representación significativamente menor. En todas estas representaciones del deporte, la presencia masculina supera ampliamente a la femenina; esta presencia masculina refuerza la imagen de la fortaleza del hombre frente a la debilidad y delicadeza de la mujer.
Respecto a cuánto y cómo está representada la figura de la mujer en las obras seleccionadas (objetivo 1), las conclusiones del estudio son las siguientes: La figura femenina está sub-representada. La gran mayoría de las obras muestran figuras masculinas practicando diferentes deportes: fútbol, boxeo, atletismo, automovilismo, tenis, etc., mientras que la mujer apenas aparece practicando algún deporte, encontrándose particularmente en las modalidades deportivas representados de modo minoritario, como natación y tenis. Cuando hay presencia conjunta de figuras masculinas y femeninas, los personajes masculinos son mayoritariamente representados en actitud activa, es decir practicando el deporte al que se alude en la obra. Igualmente, cuando aparecen figuras masculinas en solitario, los personajes se representan en actitud activa. En el reducido número de obras que sí incluyen representación femenina, la mujer aparece en similar proporción en actitud activa (practicando deporte) y pasiva; tanto en las obras en las que aparece sola o junto a figuras masculinas. Prácticamente todas las figuran femeninas representan a mujeres jóvenes. No hay representación de niñas, adultas ni ancianas. Igualmente, todas las figuras femeninas representadas, corresponden al somatotipo ectomorfo. Los personajes femeninos son mayoritariamente representados con una indumentaria no deportiva, con la excepción de la serie de obras dedicadas a la natación, en las que aparece en traje de baño. Aunque minoritario, existe un grupo de obras en las que la figura femenina se presenta desnuda, sin que ello tenga relación con práctica deportiva alguna. Ninguna obra incluye personajes masculinos desnudos.
En cuanto a los estereotipos representados en las imágenes, que corresponde con el segundo objetivo del estudio, podemos concluir que en varias de las obras, se identifica una representación estereotipada y sexista de la figura femenina: bien apareciendo explícitamente como objeto sexual en unas ocasiones, bien como como personaje secundario o acompañante del personaje masculino quien aparece como referencia en otras, o bien vinculado a un determinado canon de belleza y feminidad.
Como señalábamos al principio, estos datos sirven para ilustrar la desigualdad, respecto al género, existente en el deporte. Si hay poca presencia de la mujer en el deporte, así lo reflejan las pinturas analizadas. Si domina una imagen estereotipada de la mujer, en general, y respecto a la práctica deportiva femenina, en particular, así queda reflejado en esta muestra. Tal y como es tratada en las obras de esta selección presentada por el CSD para este monográfico, la imagen de Deporte representada es paradigmática de la brecha de género existente, proyectando una imagen del mismo y de su práctica, androcéntrica y excluyente.
Las limitaciones de este estudio y de sus conclusiones deben entenderse respecto de la propia selección, es decir, estar referidas a una muestra restringida a las obras que incluye la publicación analizada, si bien con el interés añadido de estar presentadas o avaladas por una institución como el CSD, entre cuyas funciones está la promoción de la práctica deportiva de mujeres y hombres; es probable que similares estudios con selecciones diferentes podrían matizar el análisis de nuestro estudio. Existen otras colecciones de la institución, por ejemplo de fotografía (CSD 2012b), que quizá también sería interesante analizar y ser objeto de futuros estudios o líneas de trabajo.
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