CLIMA MOTIVACIONAL, RAZONES PARA LA DISCIPLINA Y COMPORTAMIENTO EN EDUCACIÓN FÍSICA
Sánchez-Oliva, D.1; Leo Marcos, F.M.2; Sánchez-Miguel, P.A.3; Amado Alonso, D.4 y García-Calvo, T.5
1Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Becario FPI en el Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Universidad de Extremadura. Cáceres (España). davidsanchez@unex.es
2 octor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte. Cáceres (España). Universidad de Extremadura. franmilema@unex.es
3Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor en la Facultad de Formación del Profesorado. Cáceres (España). Universidad de Extremadura. pesanchezm@unex.es
4Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Becaria FPU en el Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Universidad de Extremadura. Cáceres (España). diamal@unex.es
5Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte. Cáceres (España). Universidad de Extremadura. tgarciac@unex.es
Trabajo realizado gracias al proyecto concedido por el Consejo Superior de Deportes, dentro de las “Ayudas para la realización de actuaciones contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte” (Código CSD 60/2009 – 1853B7).
Código UNESCO / UNESCO Code: 6199 “Psicología del Deporte” / Sport psychology / Sport psychology.
Clasificación del Consejo de Europa/ Council of Europe Classification: 15. Psicología del Deporte /
Recibido 12 de febrero de 2010 Received February 12, 2010
Aceptado 16 de marzo de 2012 Accepted March 16, 2012
Sánchez-Oliva, D.; Leo Marcos, F.M.; Sánchez-Miguel, P.A.; Amado Alonso, D. y García-Calvo, T. (2012). Antecedentes motivacionales de los comportamientos prosociales y antisociales en el contexto deportivo / Motivational antecedents of prosocial and antisocial behaviors in the sport context. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 12 (46) pp. 253-270
RESUMEN
A través del presente estudio se pretendió testar el modelo de la motivación intrínseca y extrínseca de Vallerand (1997), con el objetivo de comprobar en qué medida la percepción del clima motivacional se relacionaba con la motivación autodeterminada, y cómo estos niveles de autodeterminación podían predecir los comportamientos prosociales y antisociales de los jóvenes deportistas. Para ello, se seleccionaron 216 jugadores de fútbol de categoría infantil y cadete, donde se ha podido comprobar cómo el clima que implica a la tarea predice positivamente la percepción de autonomía, competencia y relaciones sociales, mientras que el clima que implica al ego predice los sentimientos de presión. Asimismo, la percepción de autonomía y relaciones sociales predicen positivamente los niveles altos de autodeterminación, mientras que ésta variable predice positivamente los comportamientos prosociales y negativamente los comportamientos antisociales.
PALABRAS CLAVE: Clima motivacional, motivación autodeterminada, deportividad, adolescentes.
ABSTRACT
Through this work we achieved to test the Hierarchical Model of Intrinsic and Extrinsic Motivation by Vallerand (1997) with the aim to measure the relationship between perception of motivational climate regarding self-determined motivation, and how these self-determination levels could predict prosocial and antisocial behaviors in young participants. However, 216 football players from infantile and cadet categories were recruited, whom showed that mastery climate was a positive predictor of perception of autonomy, competence and relatedness, whereas performance climate positively predicted pressure feelings. Furthermore, perception of autonomy and relatedness were positive predictors of higher levels of self-determination, whereas this variable positively predicted prosocial behaviors and negatively predicted antisocial behaviors.
KEYWORDS: Motivational Climate, self-determined motivation, Sportpersonship, adolescents.
INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente, el deporte se ha catalogado como un excelente vehículo para el desarrollo de los valores y los aspectos morales (Kavussanu y Boardley, 2009), considerándose la competición deportiva como un gran determinante de los comportamientos de los participantes (Kavussanu, Seal y Phillips, 2006). De esta manera, cuando el deporte se enfoca desde una perspectiva educativa, éste contribuye decisivamente a la promoción de la moralidad, ya que se encuentra ubicado dentro de todas las esferas de la vida, desempeñando un papel muy importante en la conducta humana (Sage, 2006). Así, la influencia que los procesos motivacionales tienen sobre la moralidad en el deporte ha sido uno de los temas más estudiados en los últimos tiempos (Kavussanu, 2008), determinando en qué medida estas variables pueden ser el desencadenante de determinados comportamientos prosociales y antisociales.
Según el modelo de la motivación intrínseca y extrínseca (Vallerand, 2001), la explicación de los procesos motivacionales en el contexto deportivo gira en torno a la Teoría de la Evaluación Cognitiva (Deci y Ryan, 2000; Ryan y Deci, 2000), donde se considera la existencia de un continuo motivacional, a través del cual se pueden distinguir los diferentes niveles de autodeterminación. El primer gran bloque es la motivación intrínseca, que representa el nivel más alto de autodeterminación y se refiere al compromiso con una actividad por propia iniciativa, por el placer y por la satisfacción que supone la participación en dicha actividad. El segundo gran bloque se denomina motivación extrínseca, que surge cuando una persona se involucra en una actividad para logar ciertos objetivos extrínsecos, es decir, no tienen un fin en sí mismo, e involucra diferentes tipos de regulación, que de mayor a menor autodeterminación son la regulación identificada, introyectada y externa. Por último, la desmotivación constituye el nivel más bajo de autodeterminación, y se caracteriza porque el sujeto no tiene intención de realizar una actividad, y por lo tanto, existe una falta total de motivación, tanto intrínseca como extrínseca.
Asimismo, Vallerand (2001) expone que estos tipos de motivación estarán influenciados por los factores sociales, distinguiendo entre determinantes situacionales, contextuales y globales. En nuestro caso, analizaremos la importancia que adquiere uno de los factores contextuales más estudiados en el ámbito deportivo, el clima motivacional creado por el entrenador. Este término fue introducido por Ames (1992) para describir el ambiente que crea el entrenador en el contexto deportivo, diferenciando entre clima motivacional que implica a la tarea, donde se promueven valores como la diversión, la satisfacción, el interés o la motivación intrínseca (Leo, García-Calvo, Sánchez-Miguel, Gómez y Sánchez-Oliva, 2008; Theodosiou, Mantis y Papaioannou, 2008) y clima motivacional que implica al ego, que se encuentra relacionado positivamente con la afectividad negativa y los sentimientos de presión, y las recompensas se establecen de manera pública y basadas en la demostración de un rendimiento superior (Leo et al., 2008; Theodosiou et al., 2008).
Continuando con el modelo, la satisfacción que los sujetos tengan sobre las necesidades psicológicas básicas actuarán como mediadores entre éstos factores sociales y los tipos de motivación mostrados por estos. De esta manera, la percepción que los jugadores tengan sobre las necesidades de autonomía (deseo de ser el origen de sus comportamientos), competencia (deseo de actuar eficazmente en el contexto que le rodea) y relaciones sociales (sensación de conexión con los individuos del entorno social) mediarán entre el clima motivacional percibido y los niveles de autodeterminación mostrados hacia la práctica deportiva (Vallerand, 2007). Además, como ya hicieron otros autores (Hagger, Anderson, Kyriakaki y Darkings, 2007; Hagger, Chatzisarantis, Barkoukis, Wang y Baranowski, 2005), también decidimos analizar la presión que los jugadores sentían a la hora de realizar las tareas deportivas, y valorar cómo esta variable podía actuar también como mediador entre el clima motivacional percibido y el tipo de regulación.
Por último, tal y como expone Vallerand (2001), los diferentes niveles de autodeterminación provocarán la aparición de unas determinadas consecuencias, clasificadas como cognitivas, afectivas y conductuales. En este estudio, nos detendremos en la valoración de una de las consecuencias afectivas más candentes en la actualidad, las conductas prosociales y antisociales de los jóvenes deportistas. En este sentido, Kavussanu (2006), basándose en Eisenberg y Mussen (1989), denominó “comportamiento prosocial” a aquellas acciones que conllevan consecuencias positivas y que tienen como objetivo ayudar, animar o beneficiar a otras personas, mientras que con el término “comportamiento antisocial” se refería a las acciones asociadas a consecuencias negativas, cuyo objetivo es dañar, perjudicar o despreciar a otras personas.
Teniendo en cuanta lo anteriormente explicado, es importante ahondar en el estudio de los procesos motivacionales que pueden explicar la realización de comportamientos prosociales y antisociales, con el fin de determinar los posibles antecedentes motivacionales que desencadenan las conductas de los adolescentes, y poder desarrollar propuestas de intervención con el objetivo de disminuir los comportamientos desadaptativos realizadas parte de los participantes. En este sentido, numerosos estudios se han apoyado en el modelo de la motivación para explicar diferentes comportamientos, pensamientos y emociones de los deportistas, como pueden ser la vitalidad, el autoestima, la satisfacción con la vida o la intención de ser físicamente activo (Almagro, Saénz-López, González-Cutre y Moreno-Murcia, 2011; Balaguer, Castillo y Duda, 2008; Ommundsen, Lemyre, Abrahamsen y Roberts, 2010), comprobando la influencia que el clima motivacional tiene sobre el tipo de motivación a través de la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas.
Por ejemplo, Balaguer et al., (2008) realizaron un estudio con jugadores de diferentes deportes, a través del cual comprobaron cómo el apoyo a la autonomía predecía la satisfacción de las necesidades de autonomía y relaciones sociales, mientras que estas dos variables, junto con la satisfacción de competencia, se asociaban a una motivación más autodeterminada. En la misma línea, Ommundsen et al. (2010) utilizaron una muestra formada por jugadores adolescentes de fútbol para comprobar cómo la percepción de un clima motivacional que implica a la tarea predecía la motivación intrínseca a través de la satisfacción de la necesidad de competencia y autonomía. Por otro lado, Almagro et al., (2011) realizaron un modelo de ecuaciones estructurales para predecir la intención de ser físicamente activo con una muestra formada por jugadores de diferentes deportes. En el análisis de los resultados, comprobaron la predicción que el clima tarea tenía sobre la satisfacción de las necesidades de autonomía, competencia y relaciones sociales, y cómo estas variables se mostraron como predictores positivos de la motivación intrínseca de los deportistas. Por último, Sánchez-Oliva, Sánchez-Miguel, Leo, Amado, González-Ponce y Chamorro (2011) se apoyaron en el modelo de motivación para predecir el compromiso deportivo de 958 jugadores de los principales deportes colectivos (fútbol, baloncesto, balonmano y voleibol), en el que comprobaron cómo la percepción de un clima que implica a la tarea predecía positivamente la satisfacción de autonomía, competencia y relaciones sociales, mostrándose estas variables como predictores positivos de la motivación intrínseca de los deportistas.
Del mismo modo, existen menos estudios que hayan incluido en el modelo como consecuencias aspectos relacionados con los comportamientos de deportividad de los jugadores. En este sentido, Ntoumanis y Standage (2009) llevaron a cabo un estudio con jugadores de diferentes deportes individuales y colectivos, en el que pudieron comprobar cómo la percepción de apoyo a la autonomía del entrenador predecía positivamente la satisfacción de las necesidades de autonomía, competencia y relaciones sociales. Del mismo modo, estos autores evidenciaron la capacidad predictiva que las necesidades psicológicas básicas tenían sobre el tipo de motivación de los deportistas, siendo positiva la predicción en el caso de los tipos de motivación más autodeterminadas y negativa en los tipos de motivación menos autodeterminadas. Además, el estudio puso de manifiesto cómo la motivación autodeterminada predecía positivamente los comportamientos de deportividad y negativamente los comportamientos antisociales, ocurriendo a la inversa en el caso de la motivación no autodeterminada. Por último, Luckwü y Guzmán (2011) analizaron la importancia de los antecedentes motivacionales para predecir los comportamientos de deportividad en jugadores adolescentes de balonmano. El modelo de ecuaciones estructurales indicó la capacidad predictiva que el clima tarea tenía sobre las necesidades de autonomía, competencia y relaciones sociales, siendo estas variables predictoras del índice de autodeterminación, que a su vez predijo positivamente el respeto a las reglas y las convenciones sociales.
En base a esto, el objetivo principal del presente estudio fue testar el modelo de la motivación de Vallerand (2001), para comprobar la incidencia del clima motivacional percibido por los jugadores sobre la motivación autodeterminada a través de la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas, y cómo el índice de autodeterminación se relacionaba con la percepción de comportamientos prosociales y antisociales en jóvenes jugadores de fútbol. Asimismo, y teniendo en cuenta los resultados obtenidos en otros estudios similares (Almagro et al., 2011; Balaguer et al., 2008; Luckwü y Guzmán, 2011; Ntoumanis y Standage, 2009; Ommundsen et al., 2010), las hipótesis del estudio postulaban que: 1) el clima que implica a la tarea se mostraría como predictor positivo de la satisfacción de las necesidades de competencia, autonomía y relaciones sociales, y el clima que implica al ego de los sentimientos de presión; 2) la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas iban a predecir positivamente el índice de autodeterminación; 3) la motivación autodeterminada destacaría como predictor positivo de los comportamientos prosociales y negativo de los comportamientos antisociales.
MÉTODO
Participantes
La muestra de este trabajo estaba compuesta por 216 jugadores de fútbol de categorías infantil (n = 114) y cadete (n = 102). Los sujetos eran de género masculino (n = 202) y femenino (n = 14), con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años (M = 15.2; DT = 1.28). Todos los jugadores incluidos en la muestra pertenecían a 19 equipos que participaban en la Segunda División Autonómica infantil y cadete de la provincia de Cáceres, poseyendo cada uno de ellos su ficha federativa.
Instrumentos
Clima motivacional percibido en los entrenamientos. Se utilizó la validación al castellano realizada por Balaguer, Guivernau, Duda y Crespo (1997) del Perceived Motivational Climate in Sport Questionnaire (Newton y Duda, 1993; Newton, Duda y Yin, 2000). Dicha escala está precedida de una frase introductoria (“Tu entrenador…”), acompañada de 21 ítems, donde nos centramos en los factores de segundo orden, como son el clima que implica al ego (9 ítems, ej.: “Motiva a los jugadores cuando juegan mejor que sus compañeros”) y el clima que implica a la tarea (12 ítems, ej.: “Favorece que los jugadores se ayuden unos a otros en los entrenamientos y partidos”). La escala mostró valores alfa de Cronbach de .87 para el clima que implica al ego y .76 para el clima que implica a la tarea.
Tipo de motivación. Se empleó la validación al castellano realizada por Núñez, Martín-Albo, Navarro y González (2006) de la Escala de Motivación en el Deporte (SMS: Pelletier, Fortier, Vallerand, Tudson, Brière y Blais, 1995), adaptando la frase introductoria a la muestra de nuestra investigación. Así, este instrumento constaba de una frase introductoria (Yo practico fútbol…), continuada por 28 ítems que miden los distintos motivos de práctica. Dicho cuestionario se divide en 5 factores, de los cuales, el primero se refiere a la motivación intrínseca (13 ítems, ej.: “Por la satisfacción que siento al aprender técnicas nuevas que nunca había realizado”). Otros 3 factores están relacionados con la motivación extrínseca, dividida en regulación identificada (3 ítems, ej.: “Porque es una de las mejores formas de mantener buenas relaciones con mis amigos”), introyectada (4 ítems, ej.: “Porque me sentiría mal si yo no dedicase el tiempo necesario para practicarlo”) y externa (4 ítems, ej.: “Porque me permite estar bien visto por la gente que conozco”). El último factor de la escala lo componen ítems que valoran la desmotivación (4 ítems, ej.: “No lo sé; tengo la impresión de que es inútil seguir practicando deporte”). Para simplificar los resultados, utilizamos un Índice de Autodeterminación (IAD), calculado a través de la siguiente fórmula: (2 x Regulación Intrínseca + Regulación Identificada) – ((Regulación Introyectada + Regulación Externa) / 2 + 2 x Desmotivación) (Vallerand y Rousseau, 2001). Este índice se ha mostrado como válido y fiable en varios trabajos (Moreno et al., 2007; Ntoumanis, 2005; Sarrazin et al., 2002). En este estudio, el índice osciló entre -1.81 y 18.45.
Satisfacción de las necesidades psicológicas básicas. Se utilizaron las aportaciones de trabajos previos (Sarrazin, Vallerand, Guillet, Pelletier y Cury, 2002; Standage, Duda y Ntoumanis 2003; Reinboth y Duda, 2006), para adaptar al castellano los instrumentos utilizados y desarrollar la Escala de Mediadores Motivacionales (EMM: García-Calvo, Sánchez-Miguel, Leo, Sánchez-Oliva y Gómez, 2009). Este instrumento consta de 17 ítems, que fueron agrupados en 3 factores: autonomía (6 ítems, ej.: “Cuando juego a fútbol, me siento libre de poder expresar mis ideas y mis opiniones”), competencia (5 ítems, ej.: “Estoy satisfecho de mi rendimiento en el fútbol”) y relaciones sociales, constituida por (6 ítems, ej: “Algunos de mis mejores amigos forman parte de este equipo”). Esta escala mostró valores alfa de .71 para la percepción de autonomía, .81 para la percepción de competencia y .70 para la percepción de relaciones sociales.
Sentimientos de presión. Se realizó una adaptación antagónica de la Escala de Autonomía Percibida en el deporte, elaborada por Reinboth y Duda (2006). Así, invertimos el enunciado de los ítems con el objetivo de valorar la presión que sentían los jóvenes jugadores durante la práctica del fútbol. Este instrumento está precedido de la frase “Durante la práctica del fútbol…”, seguida de 5 ítems que evalúan los sentimientos de presión (Ej: “Me siento presionado y controlado cuando practico fútbol”). La fiabilidad de esta escala ha sido confirmada en investigaciones previas (Sánchez-Oliva, 2009), mostrando en nuestro estudio valores alfa de .71.
El formato de respuesta empleado en los instrumentos anteriores es una escala tipo Likert en la que cada ítem tenía un rango de respuesta de 1 a 5, donde 1 correspondía a totalmente en desacuerdo y el 5 a totalmente de acuerdo con la pregunta formulada.
Percepción de comportamientos prosociales y antisociales. Se empleó el factor actuación prosocial y actuación antisocial de la adaptación del Cuestionario sobre Intenciones y Comportamientos Antisociales en Fútbol (CICAF: García Calvo, 2006). Este instrumento está formado por siete escenarios antisociales (Ej: “Un jugador rival te ha dado un patada/codazo muy fuerte durante un partido y posteriormente tienes la oportunidad de “devolvérsela” sin que el árbitro te vea”) y cuatro prosociales (Ej: “Tirar el balón fuera del terreno de juego si un rival está lesionado”. A cada situación, se le acompañaba de la pregunta: “¿has hecho alguna vez esto o algo similar?”, valoradas con una escala Likert de 1 a 5, donde 1 equivalía a la respuesta no deseada y 5 a la respuesta deseada. En ambos casos, los valores Alfa de Cronbach son aceptables, alcanzando el comportamiento antisocial .80 y el comportamiento prosocial .70.
Procedimiento
Para llevar a cabo la recogida de datos, se desarrolló un protocolo de actuación para que la obtención de datos fuera similar en todos los sujetos. Se informó a los entrenadores sobre cuáles eran los objetivos de nuestra investigación y se pidió permiso a los padres, indicándoles cuál iba a ser la utilización de los resultados. También se informó a los deportistas de que su participación era voluntaria y las respuestas serían tratadas confidencialmente. Los cuestionarios fueron rellenados durante 15-20 minutos antes del entrenamiento, estando el investigador presente para explicar el procedimiento y poder resolver las posibles dudas que surgieran entre los participantes.
RESULTADOS
Análisis de los datos
El análisis de los datos fue desarrollado mediante el software SPSS 18.0, a través del cual se realizaron análisis descriptivos, análisis de fiabilidad a través del alfa de Cronbach y análisis de correlaciones bivariadas mediante el coeficiente de correlación de Pearson. Posteriormente, se realizó un modelo de ecuaciones estructurarles con el software AMOS 6.0, utilizando el método de estimación por máxima verosimilitud. Para evaluar el ajuste de los diferentes modelos testados, se utilizaron los siguientes índices: X2 (Chi-Square and his significance), X2/gl (Chi-Square / degrees of freedom), CFI (Comparative Fit Index), TLI (Tuker-Lewis Index), IFI (Incremental Fit Index) y RMSEA (Root Mean Square Error of Approximation).
Estadísticos descriptivos y correlaciones bivariadas de todas las variables
En la Tabla 1, aparecen recogidos los valores descriptivos de cada una de las variables pertenecientes al estudio. En cuanto al clima motivacional percibido por los jugadores, el clima que implica a la tarea alcanza un valor más elevado que el clima que implica al ego. En referencia a los mediadores, la necesidad de autonomía y relaciones sociales registran las puntuaciones más altas, mientras que los sentimientos de presión obtienen claramente la media más baja. En relación al índice de autodeterminación, y teniendo en cuenta los valores en los cuales podía oscilar esta variable, se obtuvieron puntuaciones elevadas, mientras que en lo que a los comportamientos de deportividad se refiere, la percepción de los comportamientos prosociales obtuvo una media sensiblemente superior a la percepción de los comportamientos antisociales.
Del mismo modo, y con el objetivo de comprobar las relaciones entre la percepción del clima motivacional, las necesidades psicológicas básicas, el tipo de motivación y los comportamientos prosociales y antisociales, se realizó un análisis de correlaciones bivariadas. Dicho análisis muestra cómo el clima que implica a la tarea se correlaciona positivamente con la percepción de autonomía, competencia y relaciones sociales, mientras que el clima que implica al ego lo hace con los sentimientos de presión. Asimismo, el índice de autodeterminación se asocia positivamente con el clima que implica a la tarea y negativamente con el clima que implica al ego, siendo en ambos casos significativo. Por otro lado, la percepción de autonomía y relaciones sociales se relacionan positivamente con los niveles altos de autodeterminación, mientras que el sentimiento de presión lo hace de forma negativa, alcanzando la significatividad en todos los casos.
En cuanto a los comportamientos prosociales y antisociales, el clima que implica a la tarea se relaciona positivamente con los comportamientos prosociales y negativamente con los antisociales, alcanzando en ambos casos valores significativos. Por el contrario, el clima que implica al ego tan sólo alcanza relaciones significativas con los comportamientos antisociales, siendo esta asociación positiva. Además, el índice de autodeterminación obtiene relaciones significativas con los comportamientos de deportividad, siendo estas relaciones positivas en el caso de los comportamientos prosociales y negativas en los comportamientos antisociales. Por último, los sentimientos de presión se asocian positivamente con los comportamientos antisociales, mientras que tan sólo la percepción de autonomía alcanza relaciones significativas con los comportamientos prosociales, en este caso positivas.
Tabla 1. Análisis descriptivo y correlaciones bivariadas del clima percibido, los mediadores psicológicos, el índice de autodeterminación y los comportamientos prosociales y antisociales. |
||||||||||
M |
DT |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
8 |
|
1. Clima Ent. Tarea |
4.10 |
.66 |
– |
|||||||
2. Clima Ent. Ego |
2.47 |
.77 |
-.21(**) |
– |
||||||
3. Presión |
2.55 |
.96 |
-.12 |
.35(**) |
– |
|||||
4. Autonomía |
4.06 |
.61 |
.48(**) |
-.01 |
-.11 |
– |
||||
5. Competencia |
3.58 |
.75 |
.25(**) |
.05 |
-.09 |
.45(**) |
– |
|||
6. Relaciones sociales |
4.01 |
.64 |
.49(**) |
-.05 |
-.12 |
.51(**) |
.36(**) |
– |
||
7. IAD |
9.78 |
2.40 |
.33(**) |
-.33(**) |
-.33(**) |
.35(**) |
.06 |
.27(**) |
– |
|
8. Comport. Antisocial |
2.12 |
.72 |
-.25(**) |
.20(**) |
.24(**) |
-.13 |
.08 |
-.07 |
-.26(**) |
– |
9. Comport. Prosocial |
3.83 |
.85 |
.23(**) |
-.08 |
-.04 |
.26(**) |
-.07 |
.11 |
.36(**) |
-.36(**) |
**p<.01; *p<.05. Nota: Ent = Entrenador. IAD = Índice de Autodeterminación. Comport. = Comportamiento. |
Análisis del modelo de ecuaciones estructurales
Con el objetivo de testar el modelo de la motivación propuesto por Vallerand (2001), se decidió realizar un modelo de ecuaciones estructurales, a través del cual se pretendía establecer relaciones de direccionalidad con niveles de predicción en las distintas variables. Para proporcionar estimadores a los parámetros del modelo, se utilizó el método de estimación por máxima verosimilitud, junto con el procedimiento de bootstrapping (coeficiente de Mardia = 30.03). En todos los casos, el modelo estaba formado por variables latentes, utilizando como indicadores las medias de dos grupos homogéneos de ítems. En el caso del índice de autodeterminación, se utilizaron dos indicadores, introduciendo por separado las medias de las puntuaciones obtenidas en los dos grupos de ítems en la fórmula del IAD descrita anteriormente.
Así, en primer lugar, se incluyó el clima motivacional percibido por lo jugadores, para valorar las relaciones que guardaban con la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas y cómo estas variables predecían los niveles de autodeterminación. Por último, el modelo trataba de comprobar el nivel de predicción que el índice de autodeterminación tenía sobre la percepción de los comportamientos prosociales y antisociales. Como se puede observar en la Figura 1, el clima motivacional que implica a la tarea predice positivamente la satisfacción de las necesidades de autonomía, competencia y relaciones sociales, mientras que el clima que implica al ego se muestra como predictor positivo de los sentimientos de presión. Por otro lado, la percepción de autonomía y relaciones sociales predicen positivamente el índice de autodeterminación. Por el contario, la percepción de competencia y presión lo hacen negativamente, aunque en ambos casos los pesos de regresión no alcanzan la significatividad. Por último, el modelo muestra cómo el índice de autodeterminación predice positivamente los comportamientos prosociales y negativamente los antisociales.
.51 |
.18 |
.09 |
.52 |
.23 |
.52 |
CLIMA TAREA |
CLIMA EGO |
AUTONOMIA |
COMPETENCIA |
RELACIONES SOCIALES |
-.28 |
.39 |
.75 |
PRESION |
-.11 |
.28 |
-.15 |
.58 |
.45 |
-.27 |
IAD |
COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL |
COMPORTAMIENTO PROSOCIAL |
.45 |
.73 |
-.49 |
Figura 1. Modelo de ecuaciones estructurales. |
.16 |
Una vez desarrollado el modelo de ecuaciones estructurales, en la Tabla 2 se aprecia cómo los valores de los índices de ajuste del modelo son adecuados, ya que los índices CFI, TLI y IFI son superiores a .90, y el índice RMSEA es inferior a .08.
Tabla 2. Índices de ajuste del Modelo de Ecuaciones Estructurales. |
||||||||
|
χ2 |
g.l. |
p |
χ2/g.l. |
CFI |
TLI |
IFI |
RMSEA |
Valores |
213.54 |
108 |
.00 |
1.98 |
.92 |
.90 |
.92 |
.06 |
En la Tabla 3 se exponen los pesos de regresión estandarizados, los ratios críticos y su significación, donde se observa cómo la gran mayoría de las relaciones establecidas en el modelo son significativas. Tan sólo las puntuaciones obtenidas en las relaciones entre la percepción competencia y presión y el índice de autodeterminación no alcanzan valores significativos. Por el contrario, los mayores pesos estandarizados los obtienen las relaciones existentes entre el clima que implica a tarea y las percepciones de autonomía y relaciones sociales.
Tabla 3. Pesos de Regresión Estandarizados, Ratios Críticos y Significación de las relaciones establecidas en el Modelo de Ecuaciones Estructurales. |
|||
|
Pesos Estandarizados |
C. R. |
P |
Clima Entrenador Tarea → Autonomía |
.73 |
7.60 |
.00*** |
Clima Entrenador Tarea → Competencia |
.45 |
5.18 |
.00*** |
Clima Entrenador Tarea → Relaciones Sociales |
.73 |
6.55 |
.00*** |
Clima Entrenador Ego → Presión |
.39 |
5.29 |
.00*** |
Autonomía → IAD |
.58 |
-1.63 |
.00*** |
Competencia → IAD |
-.15 |
3.45 |
.10 |
Relaciones Sociales → IAD |
.28 |
1.96 |
.05** |
Presión → IAD |
-.11 |
-1.61 |
.11 |
IAD → Comportamiento Antisocial |
-.27 |
-2.84 |
.00*** |
IAD → Comportamiento Prosocial |
.45 |
4.88 |
.00*** |
**p<.05; ***p<.01 |
DISCUSIÓN
A través de este estudio se pretendía testar el modelo de Vallerand (2001), con el objetivo de analizar los antecedentes motivacionales que podían influir relevantemente en la percepción de realización de comportamientos prosociales y antisociales de los jóvenes jugadores de fútbol.
Tras el análisis de los resultados, y atendiendo a las relaciones entre el clima motivacional y las necesidades psicológicas básicas, se ha comprobado cómo el clima tarea predice positivamente la satisfacción de autonomía, competencia y relaciones sociales, mientras que el clima ego predice los sentimientos de presión, comprobando con ello cómo se cumple la primera de las hipótesis. Los resultados en referencia al clima que implica a la tarea ya fueron apuntados por diferentes autores (Almagro et al., 2011; Ommundsen et al., 2010), evidenciando la enorme relevancia que tiene por parte del entrenador el promover este tipo de clima, consiguiendo con ello una mayor libertad en la toma de decisiones de los jugadores, mayores niveles de cohesión y una mayor percepción de competencia, elementos que sin duda facilitarán el desarrollo de comportamientos más adaptativos. Sin embargo, no se han encontrado estudios que avalen nuestros resultados en referencia a la relación entre el clima que implica al ego y los sentimientos de presión, siendo necesarios más trabajos encaminados a la valoración de estas cuestiones.
Asimismo, los resultados revelan que la segunda hipótesis del estudio no se cumple, ya que tan sólo la satisfacción de autonomía y relaciones sociales se muestran como predictores positivos de los niveles altos de autodeterminación, mientras que la satisfacción de competencia y los sentimientos de presión predicen la motivación autodeterminada de forma negativa, aunque en ambos casos los pesos de regresión no se consideran significativos. Estos resultados coinciden parcialmente con los apuntados en varios estudios (Almagro et al., 2011; Balaguer et al., 2008; Blanchard, Amiot, Perreault, Vallerand y Provencher, 2009; Ntoumanis y Standage, 2009; Sánchez-Oliva et al., 2011), en los que encontraron las tres necesidades psicológicas básicas como predictores positivos de los niveles altos de autodeterminación, y son contrarios a los encontrados por Ommundsen et al. (2010), donde destacaron la satisfacción de las necesidades de competencia y autonomía como predictores positivos de la motivación intrínseca. En el presente estudio, la relación negativa entre la satisfacción de competencia y la motivación autodeterminada puede deberse a las características de la muestra, ya que los participantes en el estudio son jugadores con bajos niveles de habilidad, lo que se traducirá en una baja percepción de competencia, pudiendo aparecer jugadores que presenten motivos de práctica intrínsecos a la propia actividad, pero por el contrario su percepción de competencia sea baja. En cuanto a los sentimientos de presión, parece razonable que los jugadores que sientan una menor autonomía en sus acciones sean los que presenten menores niveles de diversión y satisfacción, por lo que practicarán fútbol por motivos extrínsecos a la propia actividad, ocurriendo a la inversa en los jugadores con una buena percepción de autonomía
Por último, en lo referente a las relaciones encontradas entre el tipo de motivación y la percepción de comportamientos de deportividad, el modelo indicó cómo el índice de autodeterminación predecía positivamente la percepción de comportamientos prosociales y negativamente los comportamientos antisociales, cumpliéndose con ello la tercera hipótesis del estudio. Concretamente, los deportistas que presentan una motivación más autodeterminada serán aquellos que perciban la realización de mayores comportamientos prosociales, resultados que ya fueron apuntados anteriormente en otros estudios (Chantal, Robin, Vernat y Bernache-Assollant, 2005; Donahue, Miquelon, Valois, Goulet, Buist y Vallerand, 2006; Ntoumanis y Standage, 2009; Luckwü y Guzmán, 2011; Sánchez-Oliva, Leo, Sánchez-Miguel, Gómez, y García-Calvo, 2011). Estos hallazgos evidencian la enorme importancia que tiene el hecho de fomentar entre los jóvenes deportistas motivos de práctica intrínsecos a la propia actividad, como pueden ser la diversión, el placer o la satisfacción con la práctica deportiva, provocando con ello la aparición de comportamientos más adaptativos y la reducción de conductas antideportivas. En cuanto a los comportamientos antisociales, se ha podido demostrar cómo los niveles altos de autodeterminación predicen negativamente los comportamientos antisociales, es decir, los jugadores que presenten motivos de práctica autodeterminados serán los que realicen menos comportamientos desadaptativos. Estos resultados van en la misma línea que los encontrados en el estudio de Ntoumanis y Standage (2009), donde la motivación autónoma (intrínseca e identificada) predecían negativamente las actitudes antisociales.
A modo de síntesis, este estudio permite evidenciar la eficacia del modelo propuesto por Vallerand (2001) para explicar los procesos motivacionales en el deporte escolar, explicando la enorme importancia que el clima motivacional tiene sobre la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas, y cómo estas variables actúan como mediadores entre dicho clima y el tipo de regulación motivacional. Del mismo modo, el tipo de motivación determina la aparición de numerosas consecuencias, entendidas en nuestro caso como percepción sobre el desarrollo de comportamientos prosociales y antisociales.
Del análisis de nuestros resultados, se puede extraer como principal conclusión la necesidad por parte del entrenador de crear un clima que implique a la tarea, con el objetivo de conseguir que los deportistas tengan una mayor satisfacción de sus necesidades de autonomía y relaciones sociales, hecho que se traducirá en la aparición de motivos de práctica más intrínsecos y en la aparición de mayores comportamientos prosociales y la reducción de conductas antisociales. Para poder obtener un clima de entrenamientos basado en el aprendizaje, donde se fomente la autonomía y las buenas relaciones entre los deportistas, se sugiere la utilización de las estrategias derivadas del TARGET (Ames, 1992), donde esta autora propone seis escenarios de aprendizaje, encaminadas a conseguir una implicación a la tarea de los sujetos. Además, García Calvo (2006) sugiere la necesidad del establecimiento de objetivos de manera correcta, no solamente en las sesiones de entrenamiento, sino también con una visión más global que desemboque en la creación de un adecuado clima de entrenamiento. Del mismo modo, también resulta importante la puesta en marcha de programas de intervención con los principales significativos en la práctica deportiva de los jóvenes jugadores. Así, destaca la campaña desarrollada por García-Calvo, Sánchez-Oliva, Sánchez-Miguel, Leo y Amado (2012), donde realizan actividades formativas con deportistas, padres y entrenadores en el contexto de la iniciación deportiva, con el objetivo de transmitir los valores positivos de la actividad física y deportiva y disminuir comportamientos agresivos y antisociales.
La principal limitación que hemos encontrado en este estudio versa sobre la valoración de los comportamientos prosociales y antisociales de los jugadores, habiendo sido valoradas estas cuestiones a través de cuestionarios. Sin embargo, hubiera sido de gran utilidad la posibilidad de contrastar estos resultados con la medición directa de estos comportamientos, pudiendo relacionar la respuesta que emiten en el cuestionario con los comportamientos reales que los jugadores muestran, como ya ha sido utilizado por otros autores (Kavussanu, Stamp, Slade y Ring, 2009). Otro factor limitante del estudio podría estar relacionado con el estilo de liderazgo del entrenador, ya que en el presente trabajo tan sólo se ha incluido la percepción del clima motivacional creado por el entrenador como factor social. De esta forma, el análisis del tipo de liderazgo del entrenador podría dar una información relevante sobre los antecedentes que influyen en los procesos motivacionales desarrollados por los jóvenes deportistas.
En cuanto a las futuras líneas de investigación, sería interesante realizar estudios de corte experimental basados en la intervención con entrenadores, en los que se desarrollen programas de formación basados en la aplicación de estrategias motivacionales para el fomento de un clima que implica a la tarea (Conde, Sáenz-López y Moreno-Murcia, 2012), comprobando los efectos provocados sobre los procesos motivacionales, y como consecuencia, con la percepción sobre el desarrollo de comportamientos prosociales y antisociales. Además, consideramos interesante realizar un estudio similar utilizando muestras de diferentes deportes y con distintas edades, con el objetivo de analizar la aplicabilidad del modelo de Vallerand en diferentes poblaciones.
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