LA PERSONALIDAD DEL DEPORTISTA: UNA REVISIÓN TEÓRICA DESDE LA PERSPECTIVA DE RASGOS
García-Naveira, A.¹ y Ruiz-Barquín, R.²
¹ Psicólogo. Centro de Estudio e Investigación (CEI). Club Atlético de Madrid. Mail: alejogarcianaveira@gmail.com Página personal: www.garcianaveira.blogspot.com
² Psicólogo. Universidad Autónoma de Madrid roberto.ruiz@uam.es
² Psicólogo. Universidad Complutense de Madrid
Código UNESCO / UNESCO code: 6199 Psicología del Deporte / Sport Psychology
Clasificación del Consejo de Europa / classification Concil of Europe: 15 Psicología del Deporte / Sport Psychology
Recibido 14 de mayo de 2012 Received May 14, 2012
Aceptado 10 de agosto 2013 Accepted August 10, 2013
García-Naveira, A. y Ruiz Barquín, R. (2013). La personalidad del deportista: una revisión teórica desde la perspectiva de rasgos / The personality of the athlete: a theoretical review from the perspective of traits. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 13 (51) pp. 627-645.
RESUMEN
El objetivo del presente trabajo ha sido realizar una revisión de estudios representativos relativos a la personalidad del deportista frente aquellos que no practican deporte desde los modelos de Cattell, Eysenck y Costa y McCrae como máximos representantes de la teoría de rasgos. Para ello se ha realizado una revisión bibliográfica de artículos de investigación con el buscador Sportdiscus actualizados hasta julio de 2013, utilizando las palabras clave “personalidad” y “deporte”. Se han seleccionado un total de 35 artículos relacionados con la temática. Se concluye que los deportistas se caracterizan por una mayor Extraversión, Estabilidad Emocional y Responsabilidad frente a los no deportistas. Los rasgos Apertura a la Experiencia y Afabilidad del modelo Costa y McCrae, y la dimensión Psicoticismo del modelo de Eysenck no parece que se asocien con la actividad física. Se discuten los resultados.
PALABRAS CLAVE: Personalidad, deportistas, no deportistas, diferencias individuales.
ABSTRACT
The aim of this study was to perform a review of representative studies concerning the personality of the athlete against those who do not play sports using models of Cattell, Eysenck and Costa and McCrae, representatives of the theory of traits. Therefore we have performed a literature review of research articles with the Sport Discus search engine updated until July 2013, using the keywords “personality” and “sport”. We have selected a total of 35 items related to the theme. We conclude that athletes are characterized by higher Extraversion, Emotional Stability and Responsibility than non-athletes. Openness to Experience and Affability according the characters from Costa’s and McCrae’s model, and the Psychoticism dimension from Eysenck’s model does not seem to be associated with physical activity. Results are being discussed.
KEY WORD: Personality, athletes, not athletes, individual differences.
INTRODUCCIÓN
Si se analizan trabajos que recogen revisiones de temas estudiados en Psicología del Deporte (Bakker, Whiting y Van Der Drug, 1993; Cox, 2009; Dosil, 2008), se puede comprobar que las investigaciones sobre personalidad, entre otras, han sido un tema recurrente a lo largo de los años. Weinberg y Gould (2010) destacan como hasta el año 1992 ya se habían realizado más de 1.000 publicaciones en trabajos referidos a la personalidad y el deporte (Vealey, 1989, 2002), manifestándose la importancia concedida a esta temática y configurándose como uno de los temas más investigados en Psicología del Deporte.
A pesar de ello, diferentes autores (García-Naveira, 2010; Nuñez, 1998; Ruiz, 2004) señalan que históricamente el estudio de la personalidad en el deporte ha pasado por diferentes momentos (alto interés y obtención de resultados esclarecedores vs. bajo interés y obtención de resultados contradictorios o no concluyentes) en el que además el foco de atención se ha centrado en distintas variables de análisis (rasgos, valores, motivación, emoción, etc.). Estos aspectos han contribuido a generar cierta confusión, desánimo o rechazo entre algunos de los investigadores del área, mientras que otros han continuado profundizando sobre la temática defendiendo su importancia y utilidad.
Al respecto, en los últimos años el estudio de la personalidad en el deporte ha avanzado gracias a la consideración del rasgo como unidad de análisis, lo que ha permitido diferenciar a los deportistas en patrones de comportamiento estables, cuyo punto de partida ha sido identificar los rasgos que presentan los deportistas y el grado en el que los posee, así como entender, explicar y predecir la conducta deportiva (García-Naveira, Ruiz y Pujals, 2011; Rhodes y Smith, 2006; Ruiz, 2012). Por ejemplo, Costa y McCrae (2008) entienden la personalidad como una serie de tendencias básicas de conducta que influyen en los pensamientos, emociones y acciones de los individuos. Su origen es biológico y van desarrollándose desde la niñez hasta convertirse en estructuras estables en la adultez. El desarrollo de la personalidad se comprende desde la interacción entre la genética del sujeto (herencia) y la influencia ambiental de la actividad física y el deporte (Allen, Greenless y Jones, 2013).
Algunos trabajos han tratado de organizar el campo de estudio de los rasgos de personalidad en deportistas. Destacan las aportaciones clásicas de autores como Davies (1991) y Valdés (1998), los cuales determinan las principales líneas de investigación establecidas en el estudio de las relaciones entre personalidad y deporte. Davies (1991), define varías áreas de estudio como: a) la comparación de los deportistas de élite con aquellos de menor nivel de rendimiento, b) las diferencias de personalidad entre deportistas y no deportistas y c) en función del deporte de práctica (p. ej., atletismo, fútbol, etc.). Posteriormente, y de forma más exhaustiva, Valdés (1998) destaca las principales líneas de investigación estudiadas entre personalidad y deporte: 1) el análisis de la selección de un tipo específico de actividad física o deporte de acuerdo a las características de personalidad de los sujetos, 2) el estudio del desarrollo de características específicas de la personalidad por la influencia de una práctica regular y sistemática de la actividad física y deporte, 3) el estudio de las posibles diferencias entre aquellos sujetos que practican formas diferentes de actividad física y deporte, 4) la influencia de la personalidad sobre el rendimiento físico-deportivo, y 5) el establecimiento de posibles diferencias a nivel de rasgos entre deportistas y no deportistas.
Dentro de las diferentes posibilidades de estudio, el objetivo del presente trabajo se centra en analizar si los deportistas tienen una personalidad diferente que los no deportistas. Para ello, en primer lugar, se lleva a cabo un breve recorrido histórico del estudio de la personalidad de los deportistas desde una perspectiva rasguista. En segundo lugar, se revisan algunas investigaciones representativas que estudian las diferencias a nivel de rasgos entre deportistas y no deportistas, limitada a trabajos en los que se utilizan los modelos propuestos por Catell (1975), Eysenck (1985) y Costa y McCrae (2008), como máximos representantes de tres de las principales teorías de rasgos (García-Naveira, 2010). Por último, en tercer lugar, se incluyen algunas reflexiones sobre el estado actual del estudio de la personalidad con deportistas.
PASADO Y PRESENTE DEL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD CON DEPORTISTAS
La relación entre personalidad y deporte ha sido muy estudiada desde la década de los ´60 y ´70, cuando este ámbito creció significativamente, convirtiéndose en uno de los más explorados en la Psicología del Deporte (Vealey, 2002). La literatura publicada en los años ´60 indicaba que los factores de personalidad (p. ej., extraversión y estabilidad emocional) moderan y están positivamente asociadas con la participación y éxito deportivo, mientras que, en contraste, la literatura publicada durante los años ´70 concluyen que el estudio de la personalidad no tiene sentido en el ámbito deportivo debido en parte a la variedad de resultados contradictorios obtenidos (Raglin, 2001).
Perspectiva crédula vs. perspectiva escéptica
Como consecuencia de esta controversia, distintos autores (Bakker et al., 1993; Cox, 2009; Weinberg y Gould, 2010) han indicado dos posturas bien establecidas: “la escéptica” y “la crédula”. En la primera, desde una perspectiva escéptica, los autores afirman que no existen diferencias en personalidad en el contexto deportivo. Además, los críticos de la teoría del rasgo atribuyen escaso valor a la utilidad de los rasgos de personalidad para la predicción y explicación de la conducta deportiva puesto que carece de uso práctico. Estos autores sugieren que cuando se habla de la personalidad del deportista se alude a una descripción estática de la personalidad como conjunto estable de características que se expresan en todas las situaciones y opinan que este enfoque es inadecuado porque la personalidad es descrita por medio de métodos diagnósticos, como los cuestionarios estándar de personalidad. Por ejemplo, Espósito y Consiglio (1988) no encontraron diferencias en personalidad entre deportistas y no deportistas utilizando el 16 PF en una muestra de 90 estudiantes de educación física (varones y mujeres) con una media de edad de 21,5 años. Vealey (1992) concluye que a pesar que la evidencia sugiere que la personalidad de los corredores está caracterizada por la introversión, estabilidad emocional, baja ansiedad, autosuficiencia, alta autodeterminación, e imaginación, no se distingue una personalidad del deportista que presente la existencia y consistencia de rasgos que diferencien a los deportistas de los no deportistas y entre diferentes deportes (p. ej., atletismo vs. baloncesto). En esta línea, Guillén y Castro (1994) tampoco obtuvieron diferencias en personalidad al aplicar el EPQ a una muestra de 80 deportistas de diferentes deportes (p. ej., fútbol, balonmano y natación) que entrenaban al menos 7 horas semanales y 80 estudiantes de secundaria y universidad (varones y mujeres), todos ellos con edades comprendidas entre los 15 y 30 años.
En la segunda, por el contrario, desde la perspectiva crédula, los investigadores encuentran diferencias en personalidad, en la que determinados rasgos se consideran relevantes en relación con la actividad física y el desempeño deportivo (Allen et al., 2013; García-Naveira et al., 2011; Ruiz, 2012). Además, los defensores de la teoría del rasgo apoyan el uso de estas variables porque proporciona una teoría relevante y una metodología estadística multivariada, como los análisis de regresión, que son sistemáticamente utilizados y comprenden el rol de la personalidad en el deporte y el ejercicio físico (Cox, 2009; Ruiz, 2004, 2008).
Prueba de ello, destacar las primeras aportaciones realizada en este área por Coleman R. Griffith entre los años 1920 y 1940 con diferentes estudios sobre Psicología del Deporte, como por ejemplo, las diferencias en personalidad entre los jugadores de futbol americano y jugadores de baloncesto (Green, 2003) o las revisiones sobre personalidad y deporte de Neumann (1957; citado por Thomas, 1982), Morgan (1972), Sack (1975), Alderman (1983) y Marrero (1989). Estos autores concluyen que existen diferencias en personalidad entre deportistas y no deportistas (p. ej., mayor extraversión, estabilidad emocional y dominancia en deportistas frente a no deportistas), en función de la modalidad deportiva de práctica (p. ej., mayor introversión en deportistas de deportes individuales frente a los de equipo) y el nivel de competición (p. ej., mayor extraversión, dominancia y agresividad en deportistas de alto nivel frente a los de menor nivel).
Más recientemente, los trabajos de Allen et al. (2013), Rhodes y Pfaeffli (2012), Rhodes y Smith (2006) y Hoyt, Rhodes, Hausenblas y Giacobbi (2009) concluyen que la práctica deportiva se asocia positivamente con los rasgos de Responsabilidad (p.ej., tendencia al orden, autodisciplina y orientación al logro) y Extraversión (p. ej., sociabilidad, actividad, búsqueda de estimulación y afecto positivo) y negativamente con el rasgo Neuroticismo (p.ej., inestabilidad emocional, ansiedad y vulnerabilidad a la depresión).
Hipótesis de desarrollo vs. hipótesis de selección
Otro aspecto a tener en cuenta es la consideración de la participación en la práctica deportiva como uno de los factores que influye en las diferencias en personalidad o si las diferencias preexisten y las personas seleccionan su deporte de acuerdo a sus características de personalidad (Cox, 2009; Wann, 1997; Weinberg y Gould, 2010). El planteamiento teórico que defiende que la actividad deportiva influye sobre la personalidad del deportista se denomina hipótesis del desarrollo (p. ej., un deportista introvertido puede ser menos introvertido debido a la influencia de participar en un deporte de equipo).
Por el contrario, cuando las características en personalidad de los deportistas hacen que seleccionen determinados deportes se denomina hipótesis de selección (p. ej., un deportista extravertido decide participar en un deporte de equipo ya que promueve las relaciones entre sus integrantes), en la que los perfiles de personalidad de los participantes de cada deporte son generalmente compartidos.
Lo más probable, a la vista del desarrollo teórico e investigador en personalidad, es que tanto el “desarrollo” como la “selección” en la práctica de un deporte influyan conjuntamente en el perfil de personalidad del individuo (García-Naveira et al., 2011). Partiendo de esta premisa, principalmente el desarrollo de la personalidad dentro del contexto deportivo toma sentido cuando nos centramos en el estudio de niños y jóvenes (Rodríguez, 2003; Ruiz, 2006) y la estabilidad de la personalidad y la selección del deporte cuando se estudia a deportistas adultos (Elman y McKelvie, 2003; McKelvie, Lemieux y Scout, 2003).
Además de ambas hipótesis, es necesario considerar otros factores como el efecto modulador de la edad, el sexo y el tamaño de la población de residencia de las personas en relación con su comportamiento deportivo (Martínez-Tur, Peiró y Ramos, 1995). Los resultados indican que las personas de mayor edad, las mujeres y los usuarios que viven en poblaciones muy grandes o muy pequeñas presentan una menor frecuencia de práctica deportiva y un menor interés por el deporte. En esta línea, Castillo, Balaguer y Tomás (1997) señalan que en la participación deportiva intervienen tanto factores personales (p. ej., valoración de la aptitud deportiva y forma física), sociales (p. ej., facilidad de hacer amigos) como ambientales (p. ej., pertenencia a un club deportivo). Así, pues, la relación entre personalidad y disciplina deportiva debe concebirse en clave dinámica y probabilística, en el sentido de que numerosas variables entran en juego (Vitoria, 2005).
PERSPECTIVA ACTUAL DEL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD CON DEPORTISTAS
En la actualidad, se siguen debatiendo todos estos aspectos y los autores señalan que una de las posibles causas de la falta de conclusiones definitivas en el estudio de la personalidad con deportistas se deriva principalmente de problemas metodológicos, estadísticos e interpretativos (García-Naveira, 2010; Ruiz, 2004; Vealey, 2002). La crítica de los investigadores se centra principalmente en la variedad de teorías e instrumentos utilizados en el análisis de la personalidad (O`Sullivan, Zuckerman y Kraft, 1998), en la dificultad de constituir la muestra de estudio (Elman y McKelvie, 2003), la utilización de muestras pequeñas (Vealey, 1992), la falta de replicabilidad de las investigaciones (Eysenck, Nias y Cox, 1982) y estudios inter-culturales (Cox, Liu y Qiu, 1996).
Analizando los aspectos anteriormente citados, este panorama posibilita al menos tres áreas de trabajo en el estudio de la personalidad en el contexto deportivo: a) realizar revisiones de los principales trabajos de investigación sobre personalidad y deporte desde los modelos de Cattell (1975), Eysenck (1985) y Costa y McCrae (2008), como máximos representantes de las teorías de rasgos; b) continuar investigando la personalidad de los deportistas desde estos modelos con un mayor rigor metodológico, con el objetivo de controlar posibles variables mediadoras, y de esta forma, profundizar en la aportación que tiene el deporte sobre la personalidad; y c) realizar trabajos que, con diferentes modelos y metodologías, permitan abrir nuevas líneas de investigación en el estudio de la personalidad en el contexto deportivo.
Con la intención de contribuir al esclarecimiento del estudio de la personalidad en el ámbito deportivo desde una perspectiva rasguista, la presente revisión pretende dar respuesta a una de las principales cuestiones que ha sido motivo de debate entre los investigadores en los últimos años, como es el estudio de las diferencias en personalidad entre deportistas y no deportistas desde los modelos de Cattell, Eysenck y Costa y McCrae. Para ello, se ha realizado una búsqueda bibliográfica de artículos de investigación con el buscador Sportdiscus actualizados hasta julio de 2013, utilizando las palabras clave “personalidad” y “deporte”, de los cuales se han seleccionado un total de 35 artículos que se ajustan a la temática.
Revisión desde el modelo de Cattell (1975)
La teoría de Cattell es uno de los primeros modelos utilizados en el estudio de la personalidad con deportistas, habiéndose realizado importantes trabajos ya en la década de los ´70 (Shurr, Ashley y Joy, 1977). Tras realizar una revisión de 10 trabajos desde este modelo, no aparecen conclusiones definitivas entre las diferentes investigaciones en el contexto deportivo. A pesar de esta valoración, algunos trabajos coinciden en que los deportistas son más autosuficientes (Marrero, Martin-Albo y Nuñez, 2000; O´Connor y Webb, 1976; Renfrow y Bolton, 1979), relajados (Bolton y Renfrow, 1979; Magni, Rupolo, Simini, De Leo y Rampazzo, 1985) y estables emocionalmente (Bolton y Renfrow, 1979; Garland y Barry, 1988; Tripanthi, 1980) que los no deportistas. Un resumen de estos trabajos aparece en la Tabla 1.
Tabla 1. Revisión de trabajos en personalidad en deportistas desde el modelo de Cattell
AUTOR |
MUESTRA |
INSTRUMENTO |
RESULTADOS |
O´Connor y Webb (1976) |
Deportistas (baloncesto, gimnasia, tenis y natación) y no deportistas |
16 PF |
Los deportistas obtienen mayores puntuaciones en los factores de radicalismo, autosuficiencia, inteligencia y control que los no deportistas. |
Bolton y Renfrow (1979) |
52 mujeres adultas jóvenes corredoras y no corredoras. |
16 PF |
Las jóvenes activos eran más estables y menos tensas y ansiosas que los inactivos. |
Renfrow y Bolton (1979) |
46 varones universitarios activos e inactivos |
16 PF |
Los sujetos inactivos obtienen una mayor puntuación en en extroversión, responsabilidad y astucia. Y por otro lado los sujetos activos obtienen una mayor puntuación en recelo, liberalidad y autosuficiencia. |
Tripanthi (1980) |
Estudiantes jugadores de fútbol y no deportistas. |
16 PF |
Los jugadores han presentado una mayor puntuación en extroversión, estabilidad emocional, asertividad, responsabilidad, aventurera, recelo, y menos puntuación en seriedad, dependencia de grupo, indisciplina y relajación que los no deportistas. |
Valliant, Simpson-Housley y Mckelvie (1981) |
61 estudiantes dividos en grupos: deportistas que compiten, deportistas que no compiten y no deportistas. |
16 PF |
Los deportistas eran más dominantes y menos imaginativos que los no deportistas. Los deportistas que no competían eran menos autosuficientes que los otros dos grupos. |
Magni, Rupolo, Simini, De Leo y Rampazzo (1985) |
22 alpinistas de montañas. |
16 PF |
Los deportistas tienden a ser menos ansiosos, poseedores de un mayor ego y presentan mayor facilidad al adaptarse en diferentes situaciones. |
Howard y Cunninghan y Rechnitzer (1987) |
121 varones directivos y profesionales. |
16 PF |
Los introvertidos han tenido mayores puntuaciones en jardinería y mejoras del hogar y los extrovertidos han presentado altas puntuaciones en pesca, natación, danza, ejercicios aeróbicos y tenis. |
Garland y Barry (1988) |
272 jugadores del colegio de fútbol, divididos en 3 categorías (titular, suplente y no convocado) |
16 PF |
El grupo titular estaba más orientado a la dureza mental, extraversión, estabilidad emocional, rendimiento y auto-confianza que los otros grupos. |
Marrero, Martín-Albo y Nuñez (2000) |
64 tenistas, 63 deportistas individuales y 64 no deportistas con edades entre los 14 y 25 años. |
16 PF |
Los deportistas se presentan como autosuficientes, individualistas y solidarios, además de tensos, enérgicos, impacientes e intranquilos y, por otro, reactivos y emocionalmente cambiantes. |
Arbinaga y Caracuel (2008) |
150 fisicoculturistas y 68 no deportistas |
16 PF |
Los no deportistas obtienen mayores puntuaciones en las escalas razonamiento, sensibilidad y abstracción que los deportistas, mientras que estos son más perfeccionistas que los no deportistas |
16 PF= 16 factores de personalidad de Cattell
Revisión desde el modelo de Eysenck (1985)
Partiendo de una revisión de 12 estudios desde el modelo de Eysenck, los deportistas se caracterizan por una mayor extraversión (Kirkcaldy, 1982; Kirkcaldy y Furnham, 1991; Szabo, 1992; Potgieter y Venter, 1995; Yeung y Hemsley, 1997; Arai y Hisamichi, 1998; Sale, Guppy y El-Sayed, 2000; Van Loon, Tijhuis y Surtees, 2001; Mckelvie, Lemieux y Scout, 2003; DeMoor, Beem y Stubbe, 2006) y menor neuroticismo (Kirkcaldy y Furnham, 1991; Szabo, 1992; Potgieter y Venter, 1995; Droomer, Schrijvers y Van de Mheen, 1998; Mckelvie et al., 2003; De Moor et al., 2006) que los no deportistas. Los resultados se presentan en la Tabla 2.
Tabla 2. Revisión de trabajos en personalidad en deportistas desde el modelo de Eysenck.
AUTOR |
MUESTRA |
INSTRUMENTO |
RESULTADOS |
Kirkcaldy y Furnham (1991) |
306 estudiantes de colegio y estudiantes de universidad (activos e inactivos) |
EPQ |
La extroversión se asocia positivamente con las personas activas, mientras que el neuroticismo se relaciona positivamente con los participantes inactivos. |
Szabo (1992) |
35 estudiantes deportistas y no deportistas |
EPI |
Los deportistas son más extraveritidos y menos neuróticos que los no deportistas. |
Potgieter y Venter (1995) |
116 estudiantes activos e inactivos |
EPI. |
Mayor neuroticismo en los retirados de la actividad física, y no se observa diferencias significativas en extroversión. |
Herrera y Gómez-Amor (1996) |
25 mujeres (14 deportistas y 11 sedentarias) |
EPQ |
Se ha observado que las deportistas obtienen mayores puntuaciones en psicoticismo que las no deportistas |
Yeung y Hemsley (1997) |
252 adultos activos físicamente |
EPQ |
El neuroticismo se asocia negativamente con la práctica deportiva, mientras que no se ha encontrado relación con psicoticismo y extraversión. |
Yeung y Hemsley (1997) |
46 mujeres deportistas |
EPQ |
La práctica deportiva se asocia positivamente con extraversión, sin embargo no se ha verificado una asociación entre psicoticismo y participación en la actividad fisica. |
Arai y Hisamichi (1998) |
22448 adultos japoneses deportistas |
EPQ |
La extraversión se asocia positivamente con la actividad física, mientras que esto no se observa con neuroticismo. |
Droomers, Schrijvers y Van de Mheen (1998) |
2598 adultos deportistas |
EPQ (sólo neuroticismo) |
El neuroticismo se relaciona negativamente con la actividad física. |
Sale y Guppy y El-Sayed (2000) |
187 adultos deportistas |
EPI |
La extroversión está significativamente relacionada con la actividad física. |
Van Loon , Tijhuis y Surtees (2001) |
2514 holandeses adultos deportistas |
EPQ |
La extraversión se asocia con la práctica deportiva en varones. |
Mckelvie, Lemieux y Scout (2003) |
86 deportistas y no deportistas |
EPQ |
Se ha encontrado que los deportistas puntuaban alto en extraversión y bajo en neuroticismo con respecto a los no deportistas. |
De Moor , Beem y Stubbe (2006) |
19288 adultos holandeses deportistas y no deportistas |
EPQ |
Aquellos que practicaban ejercicios han puntuado alto en extroversión y bajo en neuroticismo. |
EPI= inventario de personalidad de Eysenck; EPQ= cuestionario de personalidad de Eysenck
Revisión desde el modelo de Costa y McCrae (2008)
Valorando 13 investigaciones desde el modelo de Costa y McCrae, los deportistas se presentan como personas con mayores puntuaciones en extraversión (Courneya y Hellsten, 1998; Courneya, Bobick y Schinke, 1999; Dineen, 2003; García-Naveira et al., 2011; Hausenblas y Giacobbi, 2004; Rhodes y Courneya, 2003; Rhodes, Courneya y Bobick, 2001; Rhodes, Courneya y Hayduk, 2002; Rhodes, Courneya y Jones, 2005; Wilson, Krueger y Gu, 2005), estabilidad emocional (Courneya y Hellsten, 1998; Courneya et al., 1999; Dineen, 2003; García-Naveira et al., 2011; Rhodes et al., 2001; Rhodes et al., 2002; Rhodes y Courneya, 2003; Rhodes et al., 2005; Wilson et al., 2005) y responsabilidad (Courneya et al., 1999; Conner y Abraham, 2001, Courneya, y Hellsten, 1998; García-Naveira et al., 2011; Rhodes et al., 2001; Rhodes et al., 2002; Rhodes y Courneya, 2003; Rhodes et al., 2005) y que los no deportistas. Los resultados se presentan en la Tabla 3.
Tabla 3. Revisión de trabajos en personalidad en deportistas desde el modelo de Costa y McCrae.
AUTOR |
MUESTRA |
INSTRUMENTO |
RESULTADOS |
Courneya y Hellsten (1998) |
264 estudiantes de primaria (100 varones y 164 mujeres) |
NEO-FFI |
La actividad física se relacionada con un menor neuroticismo y una mayor extroversión y responsabilidad. |
Courneya, Bobick y Schinke (1999) |
300 mujeres universitarias (M=19,6 años; 67 mujeres de clases de gimnasia (M= 25 años) |
NEO-FFI |
La actividad física se asocia positivamente a la extraversión y a la responsabilidad, y negativamente con el neuroticismo |
Rhodes,Courneya y Bobick (2001) |
175 mujeres con metástasis de cáncer de mama supervivientes. |
NEO-FFI |
La actividad se relaciona negativamente con neuroticismo y positivamente con extroversión y responsabilidad. |
Conner y Abraham (2001) |
123 estudiantes universitarios (104 mujeres y 19 varones) |
NEO-FFI |
Se ha observado que existe una correlación positiva entre actividad y responsabilidad. |
Courneya, Friedenreich y Sela (2002) |
51 supervivientes de cáncer (43 mujeres y 8 varones) |
NEO-FFI |
Existe una relación positiva entre adherencia al ejercicio y extraversión y apertura a la experiencia, y negativa con neuroticismo. |
Rhodes, Courneya y Hayduk (2002) |
300 estudiantes |
NEO-FFI |
La extraversión y responsabilidad se relaciona positivamente con la actividad deportiva, mientras que el neuroticismo lo hace de forma negativa |
Dineen (2003) |
105 estudiantes universitarios deportistas y 104 estudiantes universitarios no deportistas |
NEO-FFI |
Los no deportistas muestran mayores puntuaciones en neuroticismo, las mujeres deportistas son más extrovertidas que las no deportistas, las mujeres no deportistas disponen de mayores niveles en apertura la experiencia |
Rhodes y Courneya (2003) |
n¹ = 303 estudiantes de la escuela (223 mujeres y 80 varones) n² = 272 supervivientes de cáncer (190 mujeres y 80 varones) |
NEO-FFI |
En n¹ se ha observado una relación positiva entre actividad física y extraversión y responsabilidad, y negativa con neuroticismo, mientras que en n² se ha verificado una importante relación positiva con extroversión. |
Hausenblas y Giacobbi (2004) |
390 estudiantes universitarios (187 mujeres y 203 varones) |
NEO-FFI |
La actividad física se relaciona positivamente con extraversión. |
Giacobbi,Hausenblas y Frye (2005) |
106 estudiantes del colegio (84 mujeres y 24 varones) |
NEO-FFI |
No se ha encontrado ninguna diferencia significativa. |
Rhodes,Courneya y Jones (2005) |
298 estudiantes |
NEO-FFI |
La extraversión y responsabilidad se relaciona positivamente con la actividad deportiva, mientras que el neuroticismo lo hace de forma negativa |
Wilson, Kruerger, Gu et al. (2005) |
6158 adultos (3738 mujeres y 2420 varones) |
NEO-FFI |
La actividad física se relaciona positivamente con extraversión y negativamente neuroticismo. |
García-Naveira, Ruiz y Pujals (2011) |
66 futbolistas adultos de alto nivel, 32 futbolistas amateurs adultos y 34 adultos no deportistas |
NEO-FFI |
No se obtienen diferencias entre los deportistas amateurs y los no deportistas. Los futbolistas de alto nivel son más extravertidos, estables emocionalmente y responsables que los no deportistas. |
NEO-FFI= Five factor inventory
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El objetivo de la presente revisión era estudiar si los deportistas tienen una personalidad diferente a los no deportistas desde una perspectiva rasguista. Las conclusiones de la literatura revisada (35 artículos) sobre los principales rasgos de personalidad desde los modelos de Eysenck (1985) y Costa y McCrae (2008) indican que la práctica deportiva y la actividad física se asocia positivamente con los rasgos Extraversión (activo, optimista, impulsivo y capaz de establecer fácilmente contactos sociales), Estabilidad Emocional (sosegado, sereno y despreocupado) y Responsabilidad (tendencia a ser ordenado y hacia el logro), aspecto que no sucede con los rasgos Apertura a la Experiencia y Afabilidad del modelo de Costa y McCrae (2008) y la dimensión Psicoticismo del modelo de Eysenck (1985). Además, desde el modelo de Cattell (1975), los datos tienden a indicar una mayor autosuficiencia, relajación y estabilidad emocional en los deportistas frente a los no deportistas, aunque no se observan resultados concluyentes.
Estos resultados apoyan a las conclusiones obtenidas por Allen et al. (2013), Rhodes y Pfaeffli (2012), Rhodes y Smith (2006) y Hoyt, Rhodes, Hausenblas y Giacobbi (2009) en la que los rasgos Extraversión, Responsabilidad y Estabilidad Emocional se asocian a la actividad física y el deporte. Este aspecto también refuerza la perspectiva crédula del estudio de la personalidad en la que determinados rasgos de personalidad se consideran relevantes en relación con la actividad física y el deporte (Allen et al., 2013; García-Naveira et al., 2011; Ruiz, 2012).
Al respecto, la extraversión, responsabilidad y la estabilidad emocional cobran sentido en el deporte como contexto social (p. ej., interacción entre deportistas, con el entrenador, el público en general, etc.), en el que las personas tienen tareas que realizar (p. ej., realizar un circuito en un gimnasio con diferentes ejercicios como realizar 20 abdominales, 15 minutos en bicicleta, etc.) y horarios que cumplir (p. ej., inicio del entrenamiento), en el que se requiere un cierto equilibrio emocional para abordar estas y otras cuestiones.
Como se puede observar, la presente revisión es bastante extensa temporalmente debido a que se obtienen artículos desde el año 1976 hasta el año 2013. La justificación de la elección de fuentes relativamente antiguas se debe a que la producción de artículos ha sido irregular a lo largo de la historia del estudio de la personalidad de la actividad física y el deporte. Si se coge el criterio de los últimos 10 años, desde el modelo de Cattell hay sólo 1 de 10 artículos que se haya publicado en ese período; 2 de 12 artículos desde el modelo de Eysenck y 7 de 13 artículos desde el modelo de Costa y McCrae (54% del total de trabajos). El resto de artículos presentados: 9 de 10 desde el modelo de Cattell, 10 de 12 desde el modelo de Eysenck y 6 de 13 desde el modelo de Costa y McCrae (25 de 35 artículos, esto es un 71,5% de las referencias revisadas) han sido publicados hace más de 10 años. Por esta razón aparecen artículos “antiguos” (con una fecha de publicación superior a los 15-20 años) que han tenido gran impacto y que deben aparecer al haber publicado contenidos que aún siguen vigentes teniendo que ver en la discusión actual.
Además, es de esperar que al ser los modelos de Eysenck y Costa y McCrae más recientes, también forzosamente los artículos revisados son más recientes, siendo este último el modelo que ha predominado en los últimos años de investigación. En la actualidad el modelo de los Cinco Grandes factores de personalidad se ha impuesto y existe un número importante de instrumentos diseñados para su medida, de los cuales el más prototípico es el NEO-PI-R, Revised Neo Personality Inventory (Costa y McCrae, 1995), en el que se recomienda su uso en todos aquellos contextos evaluativos en los que es conveniente medir la personalidad (p.ej., clínico, educativo, organizacional o deportivo), pues en los últimos veinte años este modelo se ha aceptado como la clasificación de rasgos de personalidad más validada y consensuada (Allen, et al., 2013; García-Naveira et al., 2011; Colegio Oficial de Psicólogos de España, 2011).
Prueba de ello, en la presente década se siguen realizando diferentes estudios con el cuestionario NEO-FFI (Costa y McCrae, 2008), como se ha observado en la presente revisión, en la que además destacan aquellos que relacionan el modelo de los cinco factores con otras variables psicológicas como las estrategias de afrontamiento en el deporte (Allen, Greenless y Jones, 2011), la agresividad (Kerulis, 2012) y la autoeficacia en población deportiva (Ebstrup, Aadahl, Eplov, y Pisingerm, 2013; Ebstrup, Eplov, Pisinger, Jorgensen, 2011), entre otras.
En relación con este aspecto, hay que tener presente al valorar la producción de trabajos es que la atención de los investigadores se ha centrado también en otras variables de análisis como la relación entre la personalidad, el rendimiento y la edad de los deportistas (García-Naveira et al., 2011; Ruiz, 2008, 2012). En este sentido, el estudio de las diferencias en personalidad en función de la práctica deportiva puede que haya quedado relativamente “aparcada”. Además, como señalan García-Naveira et al. (2011) las diferencias en personalidad se encuentran principalmente al comparar muestras entre no deportistas, deportistas y deportistas de alto rendimiento ya que estos últimos tienen un perfil homogéneo de personalidad debido a que determinados rasgos son necesarios para alcanzar un alto rendimiento (p.ej., extraversión, responsabilidad y estabilidad emocional).
En cuanto a los problemas metodológicos, estadísticos e interpretativos que han estado presente históricamente en el estudio de la personalidad de los deportistas y que ha dificultado su avance (García-Naveira, 2010; Ruiz, 2004; Vealey, 2002), señalar que la presente revisión se ha focalizado en los modelos de Cattell, Eysenck y Costa y McCrae, los cuales ofrecen resultados esclarecedores como se ha comentado con anterioridad, aunque no definitivos, más allá del enfoque utilizado. Tampoco se observan variaciones teniendo en cuenta el género (hombres y mujeres) o el país de realización del estudio (p.ej., España, Holanda, Inglaterra, etc.).
Un aspecto relevante a mejorar en trabajos futuros es especificar aún más la constitución de la muestra de estudio. Como se observa en la presente revisión se ha definido como criterio de búsqueda las palabras “personalidad” y “deporte” y se ha seleccionado los trabajos que integren muestras constituida por deportistas. Desde un criterio amplio del concepto de deportista, se han agrupado diferentes condiciones (deportistas que practican deporte de modo regular, deportistas de competición o amateur, adultos activos, clases de aerobic, fisicoculturistas, estudiantes, etc.) considerándolos como similares, aunque se comprende que no es lo mismo desde una perspectiva aplicada y de investigación. Esto ha sido debido a la variedad de muestras encontradas en un número no muy elevado de trabajos revisados. Por ello, es necesario definir qué se entiende por deportista, especificar la intensidad de práctica (p.ej., días y horas de entrenamiento semanal) y nivel de competición (alto rendimiento, otros niveles de competición o amateur), entre otras, para realizar un análisis más preciso.
También hay que cuidar la selección de la muestra de no deportistas ya que se ha observado que pueden aparecer “falsos no deportistas”, personas que dice no practicar deporte aunque si realizan algún tipo de actividad física o han sido ex deportistas (García-Naveira et al., 2011).
Otra cuestión que queda abierta y no se da respuesta en el presente trabajo es respecto a la hipótesis de selección o la hipótesis de desarrollo de la personalidad. A pesar de ello, como señala Costa y McCrae (2008), el origen de la personalidad es biológico y se va desarrollando desde la niñez hasta convertirse en estructuras estables en la edad adulta. Distintos trabajos (Ruiz, 2006, 2008; García-Naveira et al., 2011) tienden a indicar que, por un lado, la práctica deportiva regular contribuye a desarrollar determinadas características de personalidad, aunque los aspectos madurativos de los niños y jóvenes también intervienen, mientras que los adultos suelen mantener patrones regulares de personalidad a lo largo del tiempo. La interacción de las influencias genéticas y ambientales se presenta como una vía prometedora de investigación que pueden mejorar la comprensión de los efectos de la personalidad sobre la actividad física y el deporte y el éxito deportivo (Allen et al., 2013).
En resumen, en los últimos años (desde el año 2010) la investigación sobre personalidad en el deporte ha comenzado a resurgir como una actividad académica importante después de un paréntesis de casi 20 años (Allen et al., 2013), aunque en España esta línea de estudio tiene una tradición desde etapas anteriores (García-Naveira, 2010; Nuñez, 1998; Ruiz, 2004) que continúan vigente en la actualidad (García-Naveira et al., 2011, Ruiz, 2008, 2012). Como puede observarse en la presente revisión, hay suficientes trabajos que prueban que existen diferencias en personalidad entre los deportistas y no deportistas. En concreto, los resultados sugieren que los deportistas se caracterizan por una mayor extraversión, responsabilidad y estabilidad emocional frente a los no deportistas. A pesar de que estos resultados esclarecen en cierta medida la relación entre personalidad y deporte, el estudio de la personalidad del deportista debe seguir siendo investigada. Para ello, se sugiere tener presente algunos aspectos:
a) Mayor control en la constitución y definición de la muestra de deportistas y no deportistas. Como se ha comentado en apartados anteriores, es necesario establecer un control teórico y metodológico más riguroso de lo qué es ser “deportista” y “no deportista”. Desde una perspectiva metodológica, la inclusión de muestra que practica de forma esporádica o puntual, así como que haya sido ex deportista de diferente nivel (amateur, alto rendimiento, etc.), puede estar minimizando las posibles diferencias de personalidad.
b) Constituir la muestra de deportistas considerando tanto deportes de equipo como individuales. A la hora de establecer diferencias entre deportistas y no deportistas, es conveniente que el establecimiento de posibles diferencias se realice desde una perspectiva multideporte con el objetivo de garantizar un nivel de generalización y universalidad mayor en el caso de confirmarse posibles diferencias entre deportistas y no deportistas.
c) Determinar de forma clara y específica el nivel de rendimiento de los deportistas evaluados. Sería aconsejable determinar este nivel no sólo en función de los resultados deportivos obtenidos en competición (deportista de alto rendimiento vs. amateurs), sino también de otras variables de rendimiento tan relevantes como calidad y cantidad del entrenamiento desarrollado (técnico, táctico, físico y psicológico), análisis del rendimiento longitudinal a lo largo de las competiciones y temporada, etc. (García-Naveira, 2010; Piedmont, Hill y Blanco, 1999; Ruiz, 2004).
d) Desarrollar estudios no sólo descriptivos y correlacionales, sino también predictivos (ex post facto prospectivos y retropectivos), cuasiexperimentales y experimentales, que determinen de forma más precisa las relaciones entre personalidad y deporte.
e) Estudiar las sub-dimensiones de los rasgos de personalidad debido a que aportan información diferencial y complementaria (Ruiz, 2008).
f) Introducir alguna novedad en la metodología. Por ejemplo, un diseño que contemple cómo influye cierto rasgo en el rendimiento desde una perspectiva interaccionista, analizando el efecto de la personalidad en determinadas situaciones, conductas deportivas, etc.
g) Estudiar la actividad física y el deporte desde una perspectiva global y multifactorial, en el cual se analice los rasgos de personalidad, otras características psicológicas (motivación, autoeficacia, ansiedad, etc.), capacidades del deportista (físico, técnico y táctica) y acciones externas de carácter deportivo (rendimiento, adherencia a la actividad, etc.). Por ejemplo, esta perspectiva rasguista puede complementar a los estudios que caracterizan a los deportistas expertos en las dimensiones perceptivo-cognitiva, emocional, psicosocial y de la práctica deliberada (Ruiz, Durán y Arruza, 2007; Ruiz, Sánchez, Durán, Jiménez, 2006) o su relación con los niveles de ansiedad, el éxito y lesiones de los deportistas (Arruza, González, Palacios, Arribas y Cecchini, 2012; Olmedilla, Andreu, Ortín y Blas, 2009).
h) Realizar diseños longitudinales. Es importante desarrollar estudios longitudinales (p. ej., con jóvenes deportistas; García-Naveira et al., 2011; Ruiz, 2006, 2008) que determinen el aumento, decremento o estabilidad del rasgo y analizar las posibles implicaciones de estos resultados desde la perspectiva de la práctica deportiva.
i) Continuando con el planteamiento realizado por Cox (2009) y Vealey (2002), se observa la necesidad de avanzar hacia enfoques paradigmáticos, teóricos y metodológicos del estudio de la personalidad en el deporte que complementen a los resultados ya obtenidos. En este sentido, la teoría de Millon (2001) se presenta como otra posibilidad en el estudio de la personalidad con deportistas (García-Naveira, 2004, 2008, 2010). El instrumento seleccionado para medir la personalidad de los deportistas es el Inventario de Estilos de Personalidad de Millon (MIPS), el cual permite considerar una amplia gama de los rasgos descritos anteriormente y ampliarlos a otros con el objetivo de obtener una visión más amplia del problema.
j) Por último, señalar la necesidad de seguir desarrollando materiales de evaluación diseñado de manera específica para aplicarlo en el deporte y no solo con la aplicación de los instrumentos mencionados que tienen relación directa con otras áreas de la Psicología (p. ej., Psicología Clínica) y que han sido aplicados en el deporte. Por ejemplo, destacar el trabajo de Rodríguez (2003) con la Batería de Test Psicológicos para Deportistas de Competición (Fernández, Fernández y Mielgo, 1999). Ambas aportaciones, pueden ofrecer una visión más amplia y completa de la personalidad del deportista.
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